Pura Frutta, oda al jugo de manzana.
Con el recuerdo de los jugos Cipolletti y el hecho de haber crecido en el Alto Valle patagónico, al neuquino Martín Carro se le ocurrió crear una versión 100 por ciento natural. Así, junto a sus socios José y Marcos, lograron construir una empresa que hoy produce 120 mil litros al mes.
Martín Carro es neuquino, creció en el Alto Valle de la Patagonia, donde las chacras de manzanas son parte del paisaje cotidiano. La idea parecía estar ahí, servida en bandeja: hacer jugo 100 por ciento natural con esa materia prima que estaba tan a mano y que abundaba en su ciudad natal. Incluso existía una base emotiva que iluminaba el camino, el recuerdo de los viejos sachets de jugo Cipolletti, un antepasado muy amado que aún perdura en la memoria de los valletanos. Si bien “con el diario del lunes” parece todo muy claro, el camino para llegar a lo que es hoy Pura Frutta -actualmente vende 120 mil litros por mes y está en Colombia, Uruguay y Brasil- no fue sencillo.
Carro, que es ingeniero industrial, puso la primera ficha del rompecabezas allá por el 2011, sin embargo aclara que “Pura Frutta es lo que es hoy por el equipo de trabajo, no por una idea” y destaca el rol de José Molestina, socio fundador, y Marcos Mercado, quien llegó en 2017. “José es ecuatoriano y cuando vivió en Buenos Aires notó la falta de jugos naturales. El fue quien tuvo la visión de cómo lograr el producto. Marcos, que agrega la parte comercial, se sumó a los dos años. Hoy miro para atrás, recorro estos años que pasaron y me doy cuenta que la idea sola no sirve de nada si no podés ejecutarla bien”, cuenta Martín a La Prensa.
Todos los socios están en el producto, esto es literal: los packs de un litro tienen una foto de ellos junto con sus redes sociales. “Fue idea de José -cuenta Carro-, para que las personas sepan quienes estamos detrás de Pura Frutta y tengan un canal directo con nosotros”.
¿Cómo surgió Pura Frutta?
Ahí entra un factor bastante emocional. El emprendimiento surgió por una necesidad de encontrar espacios en mi vida que no tenía trabajando en una empresa como ingeniero industrial. En el 2011, viviendo en Brasil vi que la oferta de jugos era mucho mayor que la que había en el país. Pensaba en cómo podía ser que no existiera otra cosa y fue en ese momento que mi cabeza comenzó a hacer el nexo: ‘soy del Alto Valle, donde está lleno de manzanas. ¿Por qué no un jugo con la fruta de mi lugar?’. Así que empecé a estudiar y a aprender todo sobre el tema. Llegué a la conclusión de que nadie lo había hecho porque no se les había ocurrido.
Necesitaba mucha plata para concretar la idea, cosa que no tenía. De casualidad, en octubre de de 2013, conocí a José, quien es mi actual socio. Es ecuatoriano y se fue a estudiar a Buenos Aires en 2006, cuando estaba viviendo allá detectó lo mismo, que en la Argentina solo había aguas saborizadas y una marca de jugo de naranja, pero que no es 100 por ciento natural. Incluso, puso un carrito de jugos naturales a lo Ecuador, si bien no le fue bien siempre se quedó con la idea. Después de nuestra charla, nos pusimos a laburar en la idea y le dimos para adelante.
¿Con cuántos litros de jugo empezaron y cuántos producen hoy?
Hacemos dos mil litros por hora, la primera vez que prendimos la máquina nos alcanzó para todo el mes y ahora estamos vendiendo 120 mil. Si nos comparamos con jugos industriales, seguimos siendo chicos. Al principio, pensamos que en seis meses, para el Mundial de 2014, íbamos a estar vendiendo jugo y el primer litro de jugo recién salió dos años después de que empezamos a laburar en el proyecto, en diciembre 2015.
Pura Frutta hoy se puede encontrar en los supermercados. Los jugos naturales generalmente están limitados a las dietéticas y son de emprendimientos más pequeños.
Es el único motivo real por el cual existimos, estamos creciendo y llevando a un nivel industrial una propuesta totalmente natural. Hace dos años entramos a los supermercados, los dos competidores que tenemos usan jugos concentrados. Nuestra propuesta es siempre la misma: probá. Es solamente la fruta exprimida, no se le agrega absolutamente nada más.
¿Por qué eligen un jugo 100% de fruta y las otras empresas optan por concentrados?
Porque son más problemas de organización. Generalmente, quieren que salgan siempre iguales y eso no es posible confiando solamente en la naturaleza. Para nosotros es un desafío. Tenemos una fórmula, pero capaz tenés un lote de manzana roja que se envasó en febrero y los comparás con otro de marzo y cambia el sabor. Para nosotros eso es algo bueno, para otras empresas no lo es. Otra razón es la cantidad, con nuestra propuesta de valor no podemos llegar a millones de litros porque, debido a que la fruta que es algo estacional, es inmanejable.
La manzana es sinónimo del Alto Valle patagónico. El único jugo que existió de esta fruta fue el Cipolletti, que fue amado por la mayoría. ¿Llegaron a llenar un vacío?
Al principio la idea era clarísima, fuimos directamente a la manzana roja y verde. Si bien nosotros sabíamos que nuestro producto era superior porque es totalmente natural, la gente inmediatamente nos decía “me hace acordar al jugo Cipolletti”. Es el mejor recuerdo que la gente tiene de un jugo de manzana en el país. El jugo Cipolletti era muy buen producto. No era jugo exprimido, sino que era concentrado y reconstituido. Era 100 por ciento jugo reconstituido, por eso decía Jugo Cipolletti. Lo que hacían era agregarle la misma cantidad de agua que se le sacaba en el proceso de concentración. Si leen las cajas de los que están ahora en las góndolas dicen cosas como “alimento líquido con 50 por ciento de jugo concentrado de”. Las jugueras del Valle lo que hacen es concentrar el jugo, justamente para no tener el problema que tenemos hoy en día nosotros: mover la fruta con camiones.
¿Por cuál razón ustedes no eligen ese proceso?
La diferencia está en que para hacer jugo concentrado tenés que ir a 150 grados y la fruta pierde aroma y muchas propiedades. Nosotros pasteurizamos a 85 grados, es un tratamiento térmico súper suave. Si bien no es lo mismo que tomarme una manzana recién exprimida, algunas vitaminas se pierden, pero es lo mejor que hay. Otra diferencia es la materia prima, si yo te muestro con lo que se hace el concentrado no sé si volvés a tomar nada que diga jugo concentrado de manzana. Es un endulzante natural y muchas bebidas, además de los típicos jugos, lo usan para eso.
¿Qué tipo de manzanas usan?
No son las que se venden en dólares para exportación, porque sino el jugo en vez de valer 200 pesos, saldría muy caro. Nosotros tomamos las manzanas que fueron dejadas de lado porque eran chicas o muy grandes o les faltaba color, pero nunca usamos las que están con heridas ni hongos ni que comenzaron algún proceso de putrefacción. Eso va todo en el jugo concentrado.
¿Son todas del Alto Valle?
Sí, el 100 por ciento. Nos asociamos con Moño Azul, la mayor cantidad se las compramos a ellos, pero si nos hacen falta más las adquirimos con productores de la zona. Nos dimos cuenta que teníamos que buscar un proveedor sólido que nos pudiera acompañar con el crecimiento. En 2017, conocí a través de Endeavor (compañía que apoya el desarrollo de emprendedores) a Nicolás Sánchez, que es el CEO de Grupo Prima, que está conformado por Moño Azul y Patagonia Fruits.
Moño Azul es otro viejo conocido de la zona.
Sí, los dueños de ahora no son los mismos que la fundaron. Lo bueno de la sinergía que creamos con Grupo Prima, que es el nuevo dueño, es que creamos un área de Marketing que labura para Pura Frutta y Moño Azul. Siempre que te asocias con alguien hay cierto miedo, pero logramos laburar muy bien juntos. Ahora nos mudamos a la fábrica nueva en Villa Regina, donde ellos nos cedieron un galpón mucho más grande en comodato por 10 años para poder laburar mucho mejor.
¿Qué hacen con el orujo?
Por cada kilo y medio de manzanas que metemos en las máquinas sale un litro de jugo y 500 gramos de manzana seca rallada. Al principio se lo dábamos a uno o dos chancheros de Centenario, pero el problema aumentó a la par de la producción. Hace mucho venimos pensando distintas soluciones para la utilización del orujo y tenemos varios frentes abiertos. Uno es como alimento porcino, porque reemplaza muy bien al maíz en el alimento balanceado, pero eso no tiene valor agregado porque es sacarnos el problema de encima. Por eso, una segunda opción es la creación de una levadura seca para la elaboración del vino de la región. La totalidad de los vinos del país se hacen con levaduras que se producen en Estados Unidos, Francia, Australia. Ahora estamos terminando de armar en Pura Frutta, la planta de levadura. Creo que para agosto vamos a estar produciendo, pero a una escala chica.
La tercera salida es la que le da Moño Azul, que lo está mezclando y haciendo compost para sus chacras. O sea, la manzana que dio el árbol, después se hizo jugo y luego, su orujo es llevado para alimentar el mismo árbol que va a dar una nueva cosecha.
Buscan la circularidad
Exactamente, que todo vuelva. Hay otra opción que tiene que ver con la creación de vapor, que es necesario para el proceso de pasteurización. El vapor es a una fábrica lo que la sangre es al ser humano. La caldera que tenemos es dual, si no tenés combustible sólido o el gas de YPF, que sale una fortuna, secamos el orujo y lo quemamos en la caldera. Así, usamos nuestro propio orujo como combustible.
Es decir que con sus desperdicios generan ganancias, como el caso de la levadura, o reducen costos si los usan como combustible.
Exacto. A ver, la opción del compost está buena, pero aún así hay que pagar un camión por semana para mover el orujo a la chacra. Usándolo como leña solucionamos todo en el lugar y ahorramos plata.
Empezaron haciendo jugo de manzana, pero ahora hacen otras variedades. ¿Cuándo decidieron diversificar?
Estuvimos dos años solo con esas dos opciones, cuando empezamos a ir a Buenos Aires los grandes distribuidores nos pedían más variedad. Así, desde una necesidad comercial fue que decidimos continuar con la propuesta de valor a otras frutas.
¿Cuál es el que más le gusta a la gente?
La manzana roja, aunque ahora el de naranja casi lo está empatando. Tenemos seis sabores, de esos hay tres que son los más importantes por el volumen que mueven: manzana roja, manzana verde y naranja. Después, están los blends que lo que hacen es acompañar dando un toque diferencial. Primero, sacamos manzana con frutilla y manzana con arándanos, que nos recorrimos todo Entre Ríos para encontrar a los productores. Por último, la versión con kiwi de Mar del Plata.
¿Piensan sumar algún otro sabor?
Ya tenemos listo un Ditox, que tiene manzana, naranja, remolacha y zanahoria. También tenemos una versión de manzana orgánica certificada y vamos a diversificar en esa área.
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