Emiliano Kargieman proyecta para 2025 construir más de 200 nanosatélites que permitirán observar la Tierra en tiempo real; la startup que se perfila como el próximo unicornio nacional.
En 2022, Satellogic cumple 12 años y lo hace mientras ingresa en una nueva etapa. Desde principios de este año, la compañía comenzó a cotizar en la bolsa de Nueva York, iniciando su etapa como empresa pública. A partir de este hito, con 25 nanosatélites en órbita y 200 más en plan de construcción y lanzamiento, LA NACION revista conversó con sus fundadores y equipo para conocer el presente y el futuro de la empresa y su impacto en la vida de las personas en la Tierra y fuera de ella. “Esta etapa nos permite tener el capital para ejecutar nuestra visión sin tener que ir de a poco y podemos empujar a fondo. Nuestra misión no cambia. Este año vamos a duplicar la flota en órbita. Para el que viene, estamos apuntando a llegar a hacer mapeos semanales de toda la superficie del planeta y en el camino a hacer estos mapeos diarios hacia 2025″, cuenta Emiliano Kargieman, cofundador y CEO de Satellogic, desde Barcelona, España, donde vive junto con su esposa y su hija.
Hoy cuenta con más de 330 empleados distribuidos en diez países y con ocho oficinas en el mundo. El despliegue de su constelación posee veinticinco satélites en órbita, tres de ellos hechos de una etapa temprana de prototipo y veintidós más llamados NewSats con el diseño actual. Diecisiete de estos satélites entregan imágenes de alta resolución y tienen cuatro satélites más que están en proceso de integración para ser lanzados en la segunda mitad de este año.
“El plan era y es empezar con una versión de cada tecnología. Hacerlas evolucionar a medida que aprendíamos y teníamos más necesidades. Es un camino infinito y seguimos mejorando todo el tiempo, en cada iteración de los procesos, en cada generación de satélites y en cada actualización de software. Por ejemplo, los primeros satélites tenían un prototipo de nuestra primera computadora para satélites, este prototipo evolucionó y se transformó en las muchas computadoras que hoy tiene cada uno de nuestros satélites. Ya tenemos en el horno las próximas y lo mismo pasa con casi todas las partes de los satélites, como las cámaras, tanto en la electrónica como en su software”, explica Gerardo Richarte, cofundador y Chief Technology Officer (CTO), desde Bariloche. Sus principales funciones están mayormente centradas por locación: ingeniería y operaciones en Argentina, fabricación en Uruguay y Países Bajos, producto en España, finanzas y ventas en Estados Unidos.
Para Richarte, en unos años podremos tomar decisiones usando la información de todo lo que pasa en el planeta, en tiempo real. “Ahora es imposible, pero si tenemos éxito, en unos años va a ser obvio para luego pasar a ser invisible y usado masivamente, como la tecnología detrás de los GPS o celulares. Hay muchos desafíos que tuvimos que pasar para lograr el balance correcto entre tecnología de punta y costos bajos; si no, terminás haciendo algo genial a lo que solo pocos tienen acceso, eso no sirve”, dice.
Si bien hay otros jugadores a nivel global en la industria de la observación con satélites de bajo costo, Satellogic logró una tecnología y una integración vertical que los tiene como cabeza de lanza en su rubro. Kargieman explica cómo esto es su núcleo diferenciador. “Tenemos 100 veces mejor unit economic (unidad que describe los ingresos y costos de un modelo de negocio específico) que cualquier otra compañía de satélites que esté haciendo captura de datos de alta resolución. Eso es en lo que estuvimos trabajando los últimos 10 años y se basa en dos cosas: por un lado, la tecnología que desarrollamos: una cámara que nos permite capturar datos de manera continua y que cada uno de nuestros satélites capturen diez veces más kilómetros cuadrado que cualquier otro satélite pequeño y, por otro lado, sobre una integración vertical que tenemos”.
Así como SpaceX lo hace con los cohetes, Satellogic lo hace con los satélites de observación. “Fabricamos y diseñamos cada uno de los componentes para los satélites, los integramos, operamos, procesamos la información y damos los servicios”, describe. Hoy tienen la posibilidad de capturar alrededor de 5 millones de kilómetros cuadrados de imágenes por día (más capacidad hoy que las cuatro compañías que los siguen juntas en capacidad de observación) Pero mapear la Tierra completa requiere tener ojos en 150 millones de kilómetros cuadrados a la vez. Para eso, se requieren cientos de satélites más y de eso se trata la próxima etapa.
Hasta ahora, los satélites se construían en la planta que la empresa tiene en Montevideo con una capacidad máxima de veinticinco satélites por año. Con el impulso de la salida a la bolsa, comienzan la etapa de construcción a escala en una nueva planta en los Países Bajos. Mariel Feder es parte del equipo que esta diseñando los nuevos procesos y la integración de la planta en Países Bajos con la planta piloto en Uruguay. Ingeniera de Sistemas y master en Sistemas de Información por la Universidad de Oxford, entró en Satellogic en 2020 como gerenta de Software de planta y ahora se desempeña como Líder de Sistemas en el departamento de Ingeniería y Manufactura. Mariel explica los desafíos de ser pioneros: “Con el departamento de ingeniería estamos haciendo camino al andar. No existe hoy una planta que produzca satélites en serie en el mundo ni bibliografía en donde podamos leer cómo debería funcionar. Cuando los procesos están escritos, se puede entrenar gente para seguirlos. En este caso, necesitamos gente que sea capaz de inventar estos procesos y ponerlos en marcha. Esto hace que se requieran los mejores profesionales con el valor y las agallas para ir más allá de lo escrito”, describe la profesional madre de tres hijos.
Desde su nacimiento, en Satellogic trabajan con un diseño iterativo que les permite introducir mejoras de manera permanente. Ponen partes de pruebas en todos los satélites que, si funcionan bien, se incorporan como parte del sistema. En la nueva planta esperan producir hasta 200 satélites los próximos tres años. Alan Kharsansky empezó a trabajar hace diez años en Satellogic, en el diseño de partes de electrónica y software. Actualmente es vicepresidente de Misiones y Operaciones y dirige el equipo que se encarga de las operaciones en órbita. “Cuando construimos los primeros satélites, hacíamos todo entre pocos. Diseñábamos, construíamos, probábamos, lanzábamos y operábamos”, cuenta desde Barcelona, donde vive con su esposa y dos hijos. Los satélites que lanzan ahora son la octava generación de la familia. Sobre el futuro de la exploración satelital y espacial cree que colonizar y expandir a la raza humana más allá de la Tierra va a ser un gran foco. “Pero para eso hay que desarrollar una serie de componentes para sustentar esa idea. Mejoras en las naves que nos permitan salir de la Tierra y viajar por el espacio, hábitats en lugares hostiles que nos protejan de la radiación, etcétera. El turismo espacial sin duda va a tener una parte interesante en el futuro cercano”, predice.
¿Qué ves cuando me ves? Los microsatélites llevan tres cargas útiles. Una cámara multiespectral, que toma imágenes de altísima resolución, una cámara hiperespectral que permite analizar propiedades de suelos y superficies a nivel molecular, y la tercera carga es variable, con dispositivos lanzados a la fecha que van desde cámaras térmicas a sensores de Internet de las Cosas (IOT). Cada nueva generación de satélites que lanzan incorpora mejoras respecto de la anterior, siempre bajo una arquitectura de microsatélites, que miden unos 90 centímetros de alto y tienen una masa algo mayor a 40 kg. y que hoy capturan imágenes con una resolución de hasta 70 centímetros. Desde el año pasado empezaron a lanzarlos con cohetes de SpaceX, la compañía de cohetes reutilizables de Elon Musk.
Las principales industrias para las que hoy brindan servicios son Agricultura, Forestación, Energía y Seguros, en el ámbito privado. “En agricultura, monitoreamos cultivos, rendimiento de nutrientes, estimación de niveles de producción; en forestación, monitoreamos operaciones, clasificamos especies, contamos copas de árboles; en energía, monitoreamos infraestructura, controlamos movimientos y alertas en pozos petroleros, áreas por donde circulan ductos, y en Seguros, accionamos rápidamente ante catástrofes y hacemos observaciones antes y después de ocurrido un siniestro”, enumera Luciano Giesso, director internacional de ventas de Satellogic desde hace tres años. Giesso es ingeniero industrial y vive en Estados Unidos. Por otra parte, tienen clientes en organismos gubernamentales alrededor del mundo, tales como ministerios de ciencia, defensa y agricultura, y agencias espaciales.“Nuestras imágenes y servicios dan solución a temas de cartografía, urbanización y estimación de censos, monitoreos de fronteras y zonas portuarias”. Un ejemplo reciente de cómo observar la Tierra desde el espacio puede dar información vital para la toma de decisiones tempranas fue hace unas semanas, cuando los imágenes de inteligencia geoespacial de Satellogic permitieron identificar desde el espacio un convoy de las fuerzas armadas rusas avanzando por las rutas de Ucrania.
“Están en un momento de expansión la industria de la exploración espacial y, particularmente, la de la observación de la Tierra. Hay muchas oportunidades de negocio y la demanda supera a la oferta, entonces es un momento de crecimiento donde, a veces, junto con otras compañías de observación de la Tierra vamos a resolver más problemas trabajando juntos que por separado”, dice el CEO de Satellogic. Kargieman predice que cuando estén en condiciones de remapear toda la superficie del planeta una vez por semana y luego una vez por día, se va a generar un gran crecimiento a nivel de adopción de tecnología de las imágenes satelitales para la toma de decisiones y ahí se va a expandir el mercado y tendrán impacto significativo sobre la economía del mundo. “Y si vos querés imágenes para fines humanitarios puedas pagar una muy pequeña fracción de lo que paga un gobierno o un productor grande de una industria, al poder distribuir datos en todo el mundo garantizados todas las semanas tendremos un esquema de precios diferenciado y dinámico, por eso hablamos de democratizar”, dice.
Pionero global, mente de startup. ¿Cómo es el talento en una industria que reinventa el modo en el que se hacen las cosas? ¿Qué tipo de cultura se precisa para innovar de manera permanente, hasta el punto en el que hay que crear de cero procesos, productos y modos de repensar lo preestablecido? Mariela Josebachuili es doctora en Astrofísica de partículas. Empezó a trabajar en el equipo de óptica de los nanosatélites y luego en la interfaz con la planta de producción en manufactura. Hace 10 meses está a cargo como program manager de la cámara hiperespectral del satélite, coordinando todo a nivel tecnológico y programático. Se declara una fanática del aprendizaje y de la curiosidad en su trabajo y pone el acento en el equipo y la horizontalidad.
“Independientemente del rol que cumpla la persona dentro de la empresa se escuchan las diferentes voces. Eso a nivel ingeniería permite tener miradas no tan convencionales, proponer ideas que solucionen problemas de manera no tradicional ni preestablecida. Desde los primeros satélites hasta hoy seguimos evolucionamos principalmente por el equipo que tenemos”, dice. Para la científica, la diversidad de los perfiles es clave. Ingenieros mecánicos, electrónicos, aeronáuticos, industriales, de software, en sistemas, matemáticos, físicos y tanto más son parte de Satellogic, que a su vez se ven muy motivados por el propósito que encuentran en su trabajo: “Democratizar el acceso a la información de la Tierra es un objetivo maravilloso, es poder brindar información en escalas de tiempo mucho más rápidos en diferentes lugares del mundo. Y como humanidad siempre queremos tener más información. La base para estar motivado tiene que ver con que el ambiente es propicio para que se valoren las diversas visiones que se tienen sobre un mismo problema y que haya una actitud de escucha. Eso permite que haya una mirada cultural globalizada, ya que no hay una única forma de resolver las cosas”.
Ana Zapiola entró en Satellogic hace un año y medio con la motivación de generar impacto en el futuro del planeta a través de su propósito: empoderar a las personas a maximizar su talento. Ingeniera industrial, trabajo enfocada en crear equipos resilientes y de alta performance y lidera un espacio llamado el club de liderazgo, dedicado a ejercitar la cultura de la compañía. “Hay una diversidad muy grande en cuanto a culturas, nacionalidades, experiencias laborales, conocimientos pero sobre todo perfiles de personas que van para adelante y no se achican frente a desafíos grandes ni caen en discusiones sin sentido. Lo que caracteriza a estos perfiles es la autonomía, la colaboración y el compromiso con lo que hacemos. Es espectacular y compleja a la vez”. Zapiola imagina que en 2030 Satellogic podría ser “el Google del 2000″, habilitando soluciones para enfrentar los desafíos que trae nuestro planeta.
Feder también cree que la diversidad de Satellogic explica su evolución. “Lo mejor de todo es que muchos de los proyectos donde me ha tocado participar son interdisciplinarios e integran a gente de muchas de estas áreas, con improntas y preocupaciones diferentes, pero con un mismo objetivo, lo que genera un sinergia que nos permite lograr cosas asombrosas en tiempos récord. Lo más interesante de Satellogic es su cultura de startup y su organización horizontal. No es fácil poder implementar esto en una compañía que está creciendo tan rápido, pero acá se esta haciendo un esfuerzo importante. Cada persona es un líder en lo que hace y puede tomar las decisiones que corresponda. Equivocarse no se penaliza, sino que es una oportunidad de aprendizaje. Esto sumado a la misión noble de la empresa (más allá de su objetivo comercial), hace que nos sintamos parte de algo más grande.
La vida humana interplanetaria
La conquista del espacio, el humano haciendo turismo o emprendiendo en otros planetas, tener la posibilidad de ver en tiempo real cualquier rincón del mundo desde nuestro sillón... Nada de esto es ciencia ficción en los planes de quienes integran Satellogic. Richarte piensa el futuro con la misma mirada que los motivó desde el primer día: seguir pensar radicalmente distinto, no meterse en un proyecto tradicional de la industria espacial en donde se invierten muchísimos años pensando hasta el último detalle, sino tomar un nuevo paradigma opuesto y aceptar los riesgos. En el área de I+D de Satellogic están desarrollando nuevos sensores además de los ópticos, tales como detectores de emisiones de metano, cámaras térmicas, detectores de nubes y sensores de IoT (internet de las cosas). Y además de sus servicios para la Tierra, el año pasado empezaron con detección de objetos y naves espaciales en órbita baja. Para Kargieman, estamos en un momento similar a lo que fue la década de los 70 para las tecnologías de la información, pasando a la década de los 80 de evolución. “Es un momento muy interesante, pero no miro solo cinco años en el futuro, sino hacia el final del siglo. Creo fuertemente que vamos a desarrollar una economía fuera de la Tierra que va a competir con escala con lo que hoy pasa dentro del planeta. Eso requiere infraestructura, transporte, comunicaciones, energía y logística, alimentación. Toda una infraestructura de la que hoy estamos, por primera vez, en condiciones de empezar a colocar las primeras piecitas”, dice.
Los últimos diez años fueron de una altísima evolución para la industria de exploración espacial con actores globales como SpaceX, Blue Origin y Virgin Orbit. Kargieman ve para esta década la madurez de muchas empresas y la aparición de decenas de startups con nuevos modelos de negocios posibilitados por los menores costos de lanzamientos. “Un poco más a largo plazo vamos a tener que ocupar de manera permanente o semi-permanente la órbita alrededor de la Tierra, y probablemente la Luna, para empezar a desarrollar la infraestructura que necesitamos para hacer generación de energía en el espacio. Para hacer explotación de recursos naturales de asteroides, por ejemplo”, dice. El fundador de Satellogic también espera estaciones espaciales privadas en órbita, mientras muchas cosas empiezan a dar sentido en la microgravedad. “El desarrollo de compuestos biológicos por un lado; por el otro, investigación de nuevos materiales, en cuestiones de óptica. Hay cosas que son muy difíciles de construir en la Tierra porque la gravedad molesta”, explica. Aunque muchos señalan a la empresa como el próximo unicornio argentino, es decir, empresas que valen más de US$1000 millones, este no es un tema que a los cofundadores los desvele. Su foco y desafío, dicen, está en seguir manteniendo la cultura mientras crecen para lograr su objetivo de mediano plazo para 2025. Sus primeras proyecciones, doce años atrás, indicaban que debían tener trescientos satélites en órbita al mismo tiempo para poder ver lo que pasa en el mundo cada día. Y ese sigue siendo el objetivo que persiguen hoy.
Sobre el futuro de sus servicio, Mariel Feder imagina que en unos pocos años tendrán satélites comunicándose entre ellos y enviando su información a tierra en tiempo real. “También imagino una plataforma abierta al público en general, donde las personas y ya no las empresas puedan acceder a la información que les interesa, y monitorear sus propiedades, sus pequeños campos, sus casas, su auto estacionado a unas cuadras, desde su celular. En el otro extremo, imagino que de la misma forma que observamos la Tierra, estaremos en condiciones de observar otros planetas o astros cercanos, como Marte, la Luna, o hasta el propio sol”, vaticina.
Richarte confía en que la humanidad va a seguir evolucionando y mejorando por miles de años. “Esa escala de tiempo ya es incomprensible, pero pienso que es casi inevitable que la humanidad salga del planeta para comenzar a poblar el espacio, tanto en naves-ciudades como establecidos en planetas”.
Los primeros tres satélites de la actual constelación en órbita llamada Aleph-1 fueron Fresco, Batata y Milanesat. Luego, cada uno de los siguientes veintidós satélites fue bautizado con el nombre de una mujer que dejó su huella en la historia de la ciencia global: Ada, Marie, Alice, Cora, Rosalind y más. En los logos de los cohetes, junto a cada uno de esos nombres, se puede leer una frase en latín que se repite en Satellogic, Per aspera ad astra: “A través del esfuerzo, hacia las estrellas”.
PUBLICADO EN DIARIO "LA NACIÓN".
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