"Si a usted le interesa seriamente luchar por un mundo mejor, empiece por identificar la naturaleza del problema. La batalla es ante todo intelectual (filosófica), no política. La política es la consecuencia final, la puesta en práctica de las ideas fundamentales (metafísicas, epistemológicas, éticas) que dominan la cultura de una nación dada. No se puede luchar o cambiar las consecuencias sin luchar y modificar las causas; ni se puede intentar algún desarrollo práctico sin saber lo que se quiere desarrollar.
En una batalla intelectual, no es preciso convertir a todo el mundo. La historia fue hecha por las minorías, o, más precisamente, por movimientos intelectuales, los cuales son creados por minorías. ¿Quién pertenece a estas minorías? Alguien que es capaz y desea preocuparse activamente por los temas intelectuales. Aquí, lo que cuenta no es la cantidad, sino la calidad (la calidad, y la consistencia, de las ideas que uno apoya).
Un movimiento intelectual no comienza con la acción organizada. ¿A quién se organizaría? Una batalla filosófica es una batalla por las mentes de los hombres, no un intento de reclutar prosélitos a ciegas. Las ideas solo pueden ser difundidas por hombres que las comprendan. Un movimiento organizado debe estar precedido por una campaña educativa, la cual requiere maestros entrenados, autoentrenados (autoentrenados en el sentido de que un filósofo puede ofrecerles el material del conocimiento, pero es su propia mente la que tiene que absorberlo). Tal entrenamiento es el primer requisito para ser médico durante una epidemia ideológica y la precondición para cualquier intento de "cambiar el mundo”". -Ayn Rand-.
Ayn Rand, seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum nació un 2 de febrero de 1905. Fallece en la
ciudad de Nueva York el 6 de marzo de 1982, fue una filósofa y escritora rusa
de origen judío que obtuvo la nacionalidad estadounidense.
Durante sus años en la escuela secundaria, fue testigo tanto
de la Revolución de Kerensky, que ella apoyó, como de la Revolución Bolchevique
en 1917, que ella denunció desde el primer momento. Para escapar de los
combates, su familia se fue a Crimea, donde ella terminó la escuela secundaria.
Al final la victoria comunista llevó a la confiscación de la farmacia de su
padre y a períodos de casi morirse de hambre.
Rand defendía el egoísmo racional, el individualismo y el
capitalismo laissez faire, argumentando que es el único sistema económico que
le permite al ser humano vivir como tal.
A finales de 1925 obtuvo permiso para salir de la Rusia
soviética y visitar a sus familiares en los Estados Unidos, a donde llegó en
febrero de 1926, con veintiún años. Aunque les dijo a las autoridades
soviéticas que su visita sería corta, estaba decidida a no regresar nunca a
Rusia. Pasó los siguientes seis meses con sus parientes en Chicago, obtuvo una
prórroga de su visado, y luego continuó a Hollywood para seguir la carrera de
guionista.
Autora de las novelas “El manantial” y “La rebelión de Atlas”,
entre otros libros.
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