Cecilia Argones se convirtió en comisario general, el máximo rango al que ha llegado una mujer en la fuerza provincial.
“Este año voy a ser aún más exigente con los resultados”,
dijo ayer con firmeza el gobernador Alfredo Cornejo en el cuarto piso de Casa
de Gobierno. Una de las destinatarias de este mensaje era una mujer de uniforme
impoluto que lo miraba con atención a escasos metros, la protagonista de un día
histórico en la Policía de Mendoza.
Cecilia Argones (49) se convirtió en la primera mujer en
alcanzar el máximo rango dentro de la fuerza provincial. Tras 29 años de
carrera, fue nombrada comisario general y estará a cargo de la Distrital I.
El viernes pasado, la flamante comisario Argones se enteró
de que tendría bajo su mando a más de 500 policías para velar por la seguridad
de los vecinos de Godoy Cruz, Capital y el Barrio Cívico. “Sinceramente todavía
no despierto, no me ubico en la jerarquía en la que estoy, pero tengo que
empezar a mirar más desde arriba”, dijo en medio de flashes y felicitaciones.
Pese a este gran
hito, Argones está acostumbrada a abrir caminos en un ambiente hostil para las
mujeres. Fue la primera mujer oficial en el Cuartel de Bomberos, la primera
mujer designada en un cargo de la Policía Vial y la primera mujer oficial en
hacerse cargo de una jefatura (hasta ayer era la comisario del barrio Cívico).
“Ha sido un camino bastante difícil, más siendo madre, esposa y funcionaria,
pero no es imposible”, reconoció con orgullo.
“Fui la primera mujer uniformada en llegar al Cuartel Central,
en el año 2006; ya había mujeres pero en la parte administrativa. Esa época fue
duro, había que ganarse el lugar”, recuerda. Pero al mismo tiempo asegura que
“si bien fue muy difícil, a mí me fue muy bien. Tengo a los bomberos en mi
corazón, pero hubo oficiales que se sintieron discriminadas”.
Sin embargo, en otros destinos Argones no la pasó muy bien.
“Fue muy diferente”, sentencia sin dar mayores detalles: “La orden dictada por
una mujer no es tomada de la misma manera que si emana un hombre”. De todas formas, esta
desigualdad de trato no la amedrentó: “Si das la misma orden una, dos, tres
veces y no es acatada, hay que recurrir al reglamento”.
Consultada sobre la situación actual de las mujeres
policías, Argones confirma que siguen existiendo muchas diferencias entre pares
de distinto género en la Policía de Mendoza. “Sigue siendo difícil, no ha
mejorado”, analiza.
Pese a esto, vislumbra cambios significativos. “Después de
mí van a ser muchas las mujeres que alcancen puestos de jerarquía, porque la
Policía se está integrando de más mujeres que de hombres”, dice con entusiasmo.
Madre y comisario
En medio de su licenciatura, ascensos y cambios de lugares
de trabajo, Argones logró formar una familia. “Es muy difícil combinar la
carrera policial con la maternidad. Para ser licenciada hay que estudiar mucho
y, lógicamente, eso significa tiempo, que muchas veces no tenía”,
recuerda.
En su relato resalta el apoyo de su marido, también policía
pero ya retirado. “Siempre me ha ayudado, él tuvo que cumplir tareas como
lavar, planchar y cuidar a los chicos para que yo pudiera terminar la
licenciatura”.
Hoy tiene dos hijos: una mujer de 19 años que estudia
abogacía y un varón de 15 que está en la secundaria.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, viernes 4 de Enero de 2018.
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