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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

jueves, enero 24, 2019

Kelsen y los políticos “católicos”.

Kelsen y los políticos “católicos”.


“La causa de la democracia resulta desesperada si se basa en la idea de que sea posible el conocimiento de la verdad absoluta, de la comprensión de valores absolutos. […]
Por tanto, el relativismo es la cosmovisión que la democracia asume”
(Hans Kelsen, Esencia y valor de la democracia).
El nombre de “Hans Kelsen” quizás no diga mucho al común de los mortales, pero a quienes han pasado por una facultad de derecho, seguro que sí.
Austríaco, protestante y filósofo del derecho, se exilió en USA después del advenimiento “democrático” del nacional-socialismo, para convertirse, luego, en el mayor representante del positivismo jurídico moderno (una corriente filosófica del nominalismo). Su obra principal es la Teoría Pura del Derecho donde afirma, entre otras cosas, que la validez de las normas depende del gobernante y del modo de dictarlas; no de su contenido; es decir: una ley es “justa” siempre y cuando haya sido bien sancionada.
Para hablar en criollo: si una norma es dictada “como Dios manda”, hay que obedecer. Punto.
  • “¿Y si es injusta?”.
¡Es ley! Punto. A apechugar…
– “¿Y si fuese una ley de los nazis?” (porque los nazis siempre son los malos ¿vio?).
El mismo Kelsen se enfrentó ante esta disyuntiva teniendo que aceptar inicialmente la “legalidad” de las leyes alemanas para, luego, crear un nuevo principio (el de “efectividad”) para gambetearlo.
Es decir: “estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo estos otros”, como decía Groucho.
– “¿Pero a qué viene todo esto?”.
A que en Argentina, hace apenas unos días, surgió el caso de una pobre niña de 12 años, violada y con seis meses de embarazo. Marxistas y liberales exigían el aborto “porque estaba planteado por la ley”; los otros, es decir, los que aún no se han lobotomizado, exigían aplicar el sentido común y salvar ambas vidas.
¿Cómo terminó la cosa? Salomónicamente.
– “¿La cortaron al medio?”.
No. Los médicos practicaron una cesárea y se sacaron el problema de encima o, más bien, le tiraron el problema al bebé que ahora debe sobrevivir.
– “En fin… Un caso más de aberrancia”- dirán.
No. El tema es más profundo. En nuestra “clase política” hay un “habitus” incluso entre muchos dirigentes católicos que entienden que, cuando una ley es “ley” (al estilo kelseniano) deben respetarla y hacerla respetar. Y esto lo aprenden en colegios católicos y hasta en universidades católicas.
Si no, veamos un botón de muestra (habría miles) en el caso del senador “católico” Esteban Bullrich, integrante del partido oficial (progres y liberales que comen con cubiertos):
“El aborto está autorizado por violación desde 1927. Nosotros estamos en desacuerdo en legalizar el aborto, que es otra cosa, pero hay causales que ya están contempladas en la ley” (…). “La ley autoriza el aborto por violación, entonces sí, tendría que haber ocurrido” – dijo el senador.
            Pero pensemos bien: quizás se perdió la clase de catecismo donde se enseñaba que “la autoridad sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común del grupo en cuestión y si, para alcanzarlo, emplea medios moralmente lícitos. Si los dirigentes proclamasen leyes injustas o tomasen medidas contrarias al orden moral, estas disposiciones no pueden obligar en conciencia” (Catecismonro. 1903).
Aunque no extraña demasiado pues otros integrantes del gobierno, habiendo ido a colegios “católicos” (como el caso del presidente Macri y Enrique Avogadro, al John H. Newman) parecen haberse perdido también las clases de catecismo.
*          *          *

Sea como fuere, o hay que volver a predicar y machacar con la legítima desobediencia a las leyes injustas.
O hay que dinamitar -en sentido figurado- varios colegios “católicos”.

Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE

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