Svampa: "Estamos en una crisis sistémica donde el horizonte civilizatorio está en disputa".
En una entrevista con Télam la socióloga describe, entre otras consecuencias de la aparición del coronavirus, la visibilización de las desigualdades y la concentración de riquezas.
La aparición del coronavirus ha dejado en evidencia el
alcance de las desigualdades sociales, la tendencia a la concentración de la
riqueza y el monstruoso daño ambiental que trajo aparejado el neoliberalismo,
dijo Maristella Svampa, en charla con Télam.
Investigadora del Conicet, socióloga y autora de libros como
"Fronteras del neoextracivismo en América Latina" y
"Maldesarrollo", entre muchos de una intensa actividad intelectual,
Svampa precisa que "estamos en una situación de crisis sistémica, en la que
el horizonte civilizatorio no está cerrado y permanece en disputa".
- Télam: ¿Cuál cree usted que son los elementos que está
poniendo de manifiesto la aparición del coronavirus en relación con el mundo en
el que vivimos?
- Maristella Svampa: Un elemento central es que la pandemia
pone al descubierto el alcance de las desigualdades sociales y la enorme
tendencia a la concentración de la riqueza que existe en el planeta. Esto no
constituye una novedad, pero sí nos lleva a reflexionar sobre las salidas que
han tenido otras crisis globales. Otro elemento central es el discurso bélico
instalado, la idea de que hay una guerra contra el virus, como si fuese algo
externo a la humanidad. Esto confunde y oculta las raíces del problema, ya que
ataca el síntoma, pero no las causas profundas, que son socioambientales. La
circulación de estos virus está asociada al modelo de sociedad instaurado por
el capitalismo neoliberal y depredador, a través de la expansión de las
fronteras de explotación y, en este marco, por la intensificación de los
circuitos de intercambio con animales silvestres, que provienen de ecosistemas
devastados.
- T: ¿Cómo evaluar la respuesta de los aparatos
político-estatales?
- M.S: Estamos ante un Leviatán sanitario transitorio que tiene
una doble faz. Por un lado, hay un retorno de un Estado social, como puede
verse en las medidas que se están aplicando en el mundo, que incluye gobiernos
con Estados fuertes -Alemania y Francia-, hasta gobiernos con una marcada
vocación liberal, como Estados Unidos. A mediano y largo plazo, la pregunta
siempre es a qué sectores beneficiarán estas políticas sociales y económicas.
Por otro lado, el Leviatán sanitario viene acompañado también del Estado de
excepción. Los mayores controles sociales se hacen visibles en diferentes
países bajo la forma de violación de los derechos, de militarización de
territorios, de represión de los sectores más vulnerables.
- T:¿Cómo pensar el estado de una civilización que al tiempo
que invierte en geoingeniería para sostener la inviabilidad de un sistema de
producción al límite de la autodestrucción, desinvierte en aspectos básicos
como salud?
- M.S: El estado de la salud pública debe hacernos
reflexionar sobre las falsas soluciones adoptadas en contextos de crisis. La
crisis global que aparece como el antecedente más reciente, aun si tuvo
características diferentes, es la de 2008. Causada por la burbuja inmobiliaria
en Estados Unidos, ésta fue de orden financiero y se trasladó a otras partes
del mundo para convertirse en una convulsión económica de proporciones
globales. Salvo excepciones, los gobiernos organizaron salvatajes de grandes
corporaciones financieras. En términos sociales y a escala mundial, la
reconfiguración fue regresiva y la brecha de la desigualdad creció. En términos
políticos globales produjo enormes movimientos tectónicos, ilustrados por la
emergencia de nuevos partidos y liderazgos autoritarios en todo el mundo: una
derecha reaccionaria y autoritaria, que incluye desde el Tea Party a Donald
Trump, desde Jair Bolsonaro a Scott Morrison, desde Matteo Salvini a Boris
Johnson, entre otros. Así, estas salidas que acentuaron la concentración de la
riqueza y el neoliberalismo depredador, deben funcionar hoy como un
contraejemplo eficaz y convincente, para apelar a propuestas innovadoras y
democráticas que apunten a la igualdad y la solidaridad.
T:¿ Hay espacio en la crisis de repensarnos
sociopolíticamente?
M.S: Las crisis también generan procesos de «liberación
cognitiva», que hacen posible la transformación de la conciencia de los
potenciales afectados sacándolos del fatalismo o la inacción y tornando viable
aquello que hasta hace poco era inimaginable. La suerte no está echada, existen
oportunidades para una acción transformadora en medio del desastre. Lo peor que
podría ocurrir es que nos quedemos en casa convencidos de que las cartas están
marcadas y que ello nos lleve a la parálisis, pensando que de nada sirve tratar
de influir en los procesos sociales y políticos que se abren, así como en las
agendas públicas que se están instalando. Hay que partir de la idea de que
estamos en una situación extraordinaria, de crisis sistémica, y que el
horizonte civilizatorio no está cerrado y todavía está en disputa.
Esta crisis bien debería ser la oportunidad para discutir
soluciones más globales, en términos de políticas públicas. Es necesario pensar
un gran pacto ecosocial y económico, esto es, un New Deal, no solo desde el
punto de vista económico y social, sino también ecológico.
- T: ¿Cómo construir un lenguaje que permita pensar un mundo
posterior a la devastación?
- M.S: En América Latina hay lenguajes ligados a las luchas
ecoterritoriales que proponen otra visión de las relaciones sociales, que
cuestionan la actual destrucción de la naturaleza y los ecosistemas, que
incluyen desde los derechos de la naturaleza a la ética del cuidado. Más que
nunca, hay que valorizar el cuidado, como venimos insistiendo desde el
ecofeminismo y los feminismos populares, la conciencia de que la supervivencia
es un problema que nos incumbe como humanidad.
Publicado en Telam 05/04/2020.
Fuente de información e imagen: Telam.
Publicado en Telam 05/04/2020.
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