Familias argentinas mecenas del arte.
Nuestro país cuenta con una larga serie de mecenas, en la que especial participación han tenido las mujeres.
A mediados del siglo XIX La Gaceta Mercantil daba cuenta la entrega de valiosos fósiles al Museo de Historia Natural por parte del joven pero ya destacado científico Francisco Javier Muñiz. A este ejemplo inicial le siguieron destacados coleccionistas como Manuel José de Guerrico cuya donación en 1895 fue la base del Museo Nacional de Bellas Artes. Continuando una tradición familiar en 1938 las hijas de Manuel José, María Salomé Guerrico de Lamarca y de Mercedes Guerrico donaron más de un centenar de obras.
Don Antonio Santamarina fue un generoso mecenas en 1955, en 1970 y a su muerte en 1975, y como en el caso anterior esa familia fue generosa y su hija Mercedes realizó valiosas donaciones en 1960 y 1970.
Enrique Peña hizo entrega de importantes piezas al Museo de Luján y a su muerte su hija Elisa Peña, legó la colección familiar a esa entidad fundada por Enrique Udaondo.
Una pariente de ellos Celina González Garaño donó hace más de medio siglo valiosas obras al Museo Histórico de la ciudad de Buenos Aires Brigadier General Cornelio de Saavedra y también unas setecientas piezas de los siglos XVIII, XIX y XX al Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco.
Esta generosidad se repitió en la misma casa en 1972 con su hermano Alfredo y su mujer María Teresa Ayerza de González Garaño en 1989, la que hizo mismo con el Museo Nacional de Bellas Artes; institución a la que también legó importantes firmas la reconocida directora cinematográfica María Luisa Bemberg.
Hebe Pirovano de Girondo, dejó su estupenda colección de vestidos españoles al Museo del Traje cuando se inauguró en 1972 y recientemente las hermanas Isabel y María Castellanos Fotheringham entregaron parte de sus muchas muñecas antiguas al Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
En los últimos años, Rubén M. Martínez Avellanet y José Salvador Passanisi Vásquez donaron una colección que incluye también imaginería, porcelana, mobiliario y pergaminos miniados, en total 240 obras de arte. Estos señores donaron al Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega una importante colección de revistas especializadas, libros, programas de mano y discografía recolectada durante más de 60 años.
La Academia Nacional de la Historia atesora entre otros valiosos documentos la colección de autógrafos de Enrique Fitte, papeles que fueron de Ovidio Lagos el fundador del diario La Capital de Rosario y otros de Pierre Benoit, donado por sus descendientes. La de Agronomía y Veterinario recibió la biblioteca del ingeniero José María Bustillo, de manos de sus sobrinos con obras de historia, política y economía, cuyo nombre recuerda desde 1984.
LA SEÑORA FORTABAT.
En esta lista que mucho podría ampliarse largamente, pero omitimos para otras notas los comentarios ya que si hablamos del mecenazgo no podemos olvidar la generosidad de la señora Amalia Lacroze de Fortabat, que siguiendo ejemplos señeros de Europa y los Estados Unidos levantó un Museo para albergar su colección, el que cumple una década y que hace pocos días celebró ese aniversario.
Ella misma lo dijo con estas palabras, cuando en enero de 2001 anunció su propósito: “Un Museo es un lugar maravilloso, es un lugar donde los hombres atesoran las más preciosas obras de su creación. En los museos vive el espíritu, el talento y la imaginación de los artistas. Recorrer un museo, es una experiencia única, fascinante. Con el deseo de extender a todos la riqueza del arte de nuestro país, he decidido compartir mi colección de arte argentino. Una colección exquisita que habrá de combinarse con obras de artistas extranjeros de éste y otros tiempos, que serán presentadas a través de exposiciones rodantes periódicas”.
Así Carlos Morel, José León Palliere, Prilidiano Pueyrredon, Raúl Soldi, Fernando Fader, Carlos Alonso, Pérez Célis, Pío Collivadino, Vicente Forte, Nicolás García Uriburu, Leopoldo Presas, Carlos Ripamonte, Raquel Forner, Luis Felipe Noé, Romulo Maccio, Luis Cordiviola y Emilio Pettoruti entre otros se codean con Pedro Figari, J. M. William Turner, Salvador Dalí, Andy Warhol, August Rodin, Marc Chagall.
De Antonio Berni, atesora los retratos de los tres nietos de Amalita, que se los obsequió agradeciéndole su generoso aporte en los trabajos de restauración de los murales de las Galerías Pacífico. Siguiendo la tradición familiar como en el caso de los Guerrico o los Santamarina, su hija Inés de Lafuente supo continuar esa costumbre, que hoy continúan con renovado interés sus nietas Bárbara Bengolea y Amalia Amoedo.
Cuando se nombra a Victoria, no hay otra que la Ocampo, cuya casa en San Isidro legó a la Unesco. Ella y Amalita estuvieron ligadas a nuestra cultura e integraron el Fondo Nacional de las Artes, y justamente la casa porteña de la primera en Buenos Aires se compró como una sede de la entidad durante la presidencia de la segunda y sigue teniendo la vitalidad cultural que deseaba su primitiva propietaria. Cada tanto aparecen hombres y mujeres de esta estirpe en nuestra sociedad, es de desear que se repitan porque también parangonando a Octavio R. Amadeo son “la reserva sagrada con que la Argentina responde ante el mundo de su solvencia cultural”.