La voracidad recaudadora de la Administración Macri hasta se volvió en contra de banderas naturales de la iniciativa privada, como la competitividad. El propio Estado, además de aplicarle una exagerada presión tributaria, le fija una tasa de interés real fuertemente positiva y le sube en forma desmedida el valor de la energía. Así no hay costo argentino que aguante y, en la última medición que hizo la Universidad Argentina de la Empresa, a cargo del grupo Techint, quedó al descubierto que la gestión de Cambiemos se dedicó a hacerlo subir y de este modo llegó al 3% de aumento. Recién en noviembre, por primera vez en el comparativo anual, cedió algo, apenas 0,1%, gracias a que lo tiraron hacia abajo las materias primas, el salario privado, los conflictos laborales y los bienes de capital. El atraso cambiario no es un eufemismo, sino el marco general del pelotazo en contra del macrismo al partido empresario, que repercute, asimismo, en la estancada capacidad instalada en la industria. No ayuda demasiado a atraer inversiones, ni a eficientizarle los costos y tornarla más competitivas.
Durante lo que lleva de gestión de Mauricio Macri, el índice del costo argentino de la producción (ICAP), que elabora la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), del grupo Techint, aumentó 3%, ya que en la última medición, en noviembre de 2017, se había ubicado en torno de los 103 puntos tomando como base 100 a enero de 2016.
Para llamar a las cosas por su nombre, el alza de la tasa de interés (que inició el camino descendente recién en 2018) y el aumento del costo de la energía fueron los factores más relevantes que afectaron la competitividad.
Según el relevamiento, luego de haberse bajado el costo argentino casi 2% en el trimestre inicial de la Administración Cambiemos, la tendencia duró estable hasta agosto de 2016 para de nuevo revertirse en el último trimestre, cuando entró en una curva ascendente que se prolongó durante toda la mitad inicial de 2017.
A partir de entonces se encuentra cediendo algo, para finalmente retroceder, por primera vez, el 0,1% en noviembre en comparación con igual mes del 2016. Se trató de la primera caída interanual desde el inicio de la serie relevada.
Colaboraron en términos reales en esa distensión las materias primas, el salario privado, los conflictos laborales y los bienes de capital, que en todo caso contrarrestaron la presión ascendente que ejercieron la presión tributaria, la energía eléctrica, el costo logístico, la tasa de interés activa, el riesgo país, los costos de seguro patrimonial y el costo de la construcción.
O sea que las acciones de gobierno, principalmente, han sido las que más descolocaron el costo de producción de las empresas privadas, debido a los elevados impuestos que aplica, los tarifazos y la alta tasa de interés positiva que le estuvo aportando al carry trade (bicicleta financiera en buen romance) con que la Casa Rosada financió el déficit fiscal y el atraso cambiario.
De lo publicado en Urgente 24, viernes 09 de febrero de 2018. Color amarillo destacado de Urgente 24.
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