Radioisótopos, pieza clave de la medicina nuclear.
Desde el Centro Atómico Ezeiza se garantiza el abastecimiento de estos elementos utilizados para detectar y tratar enfermedades no trasmisibles, como el cáncer. Avanza el proyecto RA-10 que ampliará la producción de radioisótopos.
Técnicas de diagnóstico tan comunes como una tomografía PET/CT requieren –para poder llevarse a cabo– de un elemento químico que se fabrica dentro de un reactor nuclear de investigación. Los radioisótopos –como se denomina a estas sustancias– son capaces de emitir radiación, la que puede usarse en aplicaciones industriales, agrícolas y, fundamentalmente, médicas.
En la actualidad no existe órgano ni tejido del cuerpo humano que no se pueda estudiar mediante la medicina nuclear, de allí la importancia de poder producir radioisótopos en el país y cubrir la demanda interna de estos elementos, lo que la CNEA garantiza a través de sus instalaciones en el Centro Atómico Ezeiza (Buenos Aires).
Los radioisótopos de uso médico más utilizados son el molibdeno 99 y el yodo 131. El primero decae en tecnecio 99m, que se utiliza en el 80% de los estudios de medicina nuclear del mundo. Sirve para la formación de imágenes del esqueleto, el corazón, el cerebro, los pulmones, el hígado, el bazo, el riñón, la vesícula biliar, la médula ósea, entre otros órganos del cuerpo humano que se requiera estudiar.
Por su parte, el yodo 131 es ampliamente utilizado para la formación de imágenes de la tiroides, pudiendo detectar y tratar enfermedades que afectan a esta glándula.
Además de producirse en reactores de investigación, los radioisótopos se pueden generar en un ciclotrón o acelerador de partículas. Es el caso del Galio 67 (usado para la localización de tumores) y el Flúor 18 que, marcado con la molécula 2-desoxi-D-glucosa, los más utilizados en la técnica diagnóstica llamada Tomografía por Emisión de Positrones (PET).
Nuevas instalaciones para Argentina y el mundo
Nuestro país tiene cubierta la demanda interna de radioisótopos que se requieren para uso médico y vende a Brasil parte del molibdeno 99 que se genera en el Centro Atómico Ezeiza. Además, allí mismo la CNEA está construyendo el RA10, un reactor de investigación multipropósito de última generación con el que planea ampliar sus capacidades de producción y exportación.
Debido a que Argentina es pionera en el diseño y desarrollo de este tipo de instalaciones, también está construyendo un reactor similar al RA10 para Brasil. Recientemente la empresa estatal INVAP ganó una licitación para la fabricación del reactor Pallas en Holanda, dando continuidad al desarrollo y exportación de este tipo de tecnología de punta que tiene su antecedente en el reactor OPAL vendido a Australia, en funcionamiento desde 2007.
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