Turistas con calculadora en mano por NÉSTOR SCIBONA.

Desde el 1º de diciembre último hasta ahora, el peso argentino se devaluó 13% y, a la inversa, esto significa que quienes necesitan comprar dólares en el mercado minorista deben pagar 15% más que entonces. Esta acelerada suba en apenas diez semanas contrasta con la de 9% acumulada en los primeros once meses de 2017 y obliga a tener a mano la calculadora a los argentinos con pasajes o planes para viajar este año al exterior a fin de estimar cuánto habrá de costarles.

Como ocurre con cualquier precio fijado en moneda extranjera, el encarecimiento del turismo al exterior con el dólar por encima de $ 20 puede obligar a recalcular itinerarios o tiempos de estadía si el paquete no está cerrado. Sobre todo a quienes eligieron como destino países europeos. En el mismo lapso, la cotización del euro pasó de $ 21,28 a $ 25,45, con un incremento de casi 20% debido a la depreciación de la moneda estadounidense en los mercados cambiarios de Europa.

Sin embargo, son muchos los que ya adquirieron pasajes aéreos o tours –al contado o en cuotas en pesos– para los próximos meses (incluyendo a quienes viajan en junio al Mundial de Rusia) y difícilmente puedan cambiar de planes. Por lo general, las ofertas o compras con mucha anticipación no suelen tener devolución ni cambios. En estos casos, cuanto más lejana sea la fecha del viaje mayor es la incertidumbre. Los economistas no se ponen de acuerdo sobre si el Banco Central buscará estabilizar el dólar en torno de $ 20 hasta el cierre de las principales paritarias para no agregar más presiones a la inflación; o si aprovechará este salto veraniego para mantener el tipo de cambio real alineado con el índice mayorista a fin de estimular las exportaciones, estancadas en el 2017 (subieron apenas 0,9% interanual). Lo único seguro es que quienes salgan del país en el 2018 envidiarán a los que lo hicieron hace un año, cuando el dólar apenas superaba los $ 16 y el euro los $ 21.

Por cierto que este problema se reduce para los no pocos turistas que previamente atesoraron o tenían ahorrados los dólares (o monedas de otros países) necesarios para su viaje y, en todo caso, deberán cuidarse con compras o gastos extra, que verán más caros cuando calculen su equivalente en pesos aunque hayan variado poco o nada en los países de destino. En cambio, los extranjeros que vengan a la Argentina no siempre podrán aprovechar la devaluación del peso (de casi 20% frente al dólar y 17% frente al euro), debido a que resultó inferior a la suba interanual de la inflación en los últimos doce meses, aunque eso no quita que puedan encontrar ofertas atractivas en distintos rubros.

Todos estos factores tornan complicado prever qué efectos tendrá un dólar más caro (o menos barato) en pesos sobre la balanza turística, cuyo déficit batió en el 2017 todos los récords al alcanzar los 10.500 millones de dólares y superar incluso al de la balanza comercial (u$s 8.400 millones) que también fue histórico.

Precisamente, en medio del revuelo por la difusión de los índices de precios de enero (con subas de 1,8% al consumidor y 4,6% mensual a nivel mayorista), pasó casi inadvertido que el Indec diera a conocer sus estadísticas de Turismo Internacional con datos sorprendentes sobre la magnitud de ese fenómeno.

Según el informe oficial, nada menos que 4.516.100 residentes argentinos viajaron al exterior por vía aérea a lo largo del año pasado, lo cual representó un incremento de 17,7% con respecto al 2016. Para ponerlo en perspectiva, ese número equivale a más del 10% del total de habitantes de la Argentina y a casi una quinta parte de la población económicamente activa (adultos en edad de trabajar).

Los destinos más elegidos fueron Brasil (27,5% del total), Estados Unidos y Canadá (20,9%), la Unión Europea (12,3%) y Chile (11,9%), que concentraron casi las tres cuartas partes de las preferencias (72,6%). En el 70% de los casos se trató de viajes por vacaciones (frente a 17,6% de negocios) con un promedio de estadía en el exterior de 16 noches (y un pico de 29,6 en Europa) y gastos de entre 67 y 101 dólares diarios.

El turismo receptivo sumó en cambio a 2.567.000 extranjeros que visitaron la Argentina (7,4% más que en el 2016). O sea, poco más de la mitad (56,8%) de los residentes locales que viajaron al exterior, lo cual explica el déficit de la balanza turística. Las procedencias se distribuyeron entre Brasil (25,6%), Europa (21,6%), resto de América (17,4%), EE. UU. y Canadá (11,9%) y Chile (8,9%). Para quienes ingresaron por Ezeiza o el aeropuerto Jorge Newbery (82% del total), los principales destinos turísticos locales fueron la ciudad de Buenos Aires (57,4%), seguida de la Patagonia y Cuyo, con una estadía promedio de 12,7 noches y un gasto diario de 100 dólares.

En resumen, el dólar barato del 2017 hizo que salieran por turismo más divisas que las que ingresaron. Pero su encarecimiento en estos meses afecta en lo inmediato proporcionalmente menos a los turistas que planean viajar al exterior que a quienes gestionan créditos hipotecarios para comprar propiedades valuadas en dólares y pasan ahora a costar más pesos. Y, a través de su traslado a precios, mucho más a quienes ni siquiera pudieron tomarse vacaciones a pocos kilómetros de su domicilio.

Publicado en Diario "Río Negro", 21/02/2018.