Empecemos por notar un par de fuertes ironías. Por un lado, el demócrata Macri recibe con honores al líder del hegemónico partido comunista chino que puja por el “libre comercio” contra el “campeón del capitalismo”, EE.UU. La segunda ironía es que también recibió al heredero saudí, con lo que le queda poca autoridad moral para decir que combate a narcos y motochorros cuando invita a responsables por el descuartizamiento de un periodista.
En cualquier caso, el G20 tuvo un gran rating y Macri salió fuertemente ganador frente a la opinión pública dado que, según Van Gordon Sauter, ex jefe de la CBS, las cadenas de televisión inevitablemente terminan fijando las aspiraciones nacionales. Aunque, por cierto, solo fue la opinión publica argentina. Afuera, casi ni se enteraron.
En general, se le dio más relevancia a la asunción de López Obrador en México y, si se acordaron del G20, fue sobre todo por la tregua entre EE.UU. y China. Uno de los diarios más leídos en la web en español, El Mundo de Madrid, titula “Réquiem por el multilateralismo” y dice que “George H. W. Bush murió… en persona y en espíritu. Su ideal de un mundo (globalizado)… recibió el certificado de defunción en una cumbre del… G-20…. los negociadores llegaron a un acuerdo que… sanciona el statu quo… Más serio es que el comunicado, por primera vez en 10 años de cumbres del G-20, no rechace el proteccionismo”.
Es decir que el G20 está lejos, muy, de promover realmente el libre comercio lo que, por otro lado, podría lograr cada país unilateralmente sin esta cumbre que, además de costar decenas de millones de dólares, prácticamente cerró al mercado, le impidió trabajar durante dos días. El Economista de España tituló “El G20 salva la cara con una débil defensa del multilateralismo” y afirma “La mala salud de la cooperación internacional quedó reflejada en numerosas fotos, diferencias e infortunios”.
Ya se ve pues que esta cumbre no solo que no fue “pro” mercado, sino que no piensa liberarlo más -y quizás menos- al comercio internacional, ni piensa en bajarle impuestos, ni dejarlo trabajar a pleno. Más bien se dedicó a agrandar el peso del Estado a costa del sector privado lo que, sin dudas, tiene consecuencias negativas. Pero vendrían inversiones, dice el oficialismo… te acordás hermano qué tiempos aquellos, cuando Macri prometía “lluvia” de inversiones y viajaba a Davos, pues vino una sequía que retardó la producción agropecuaria.
El sábado, el presidente dijo que la cifra global de financiamiento para inversión directa tras el G-20, antes de los anuncios bilaterales con China, llegó a US$ 3000 M -nada comparado US$56.3000 M que aporta el FMI-, pero ese dinero es proporcionado y/o dirigido por agencias estatales, es decir, se agranda el Estado a costa del mercado. Luego, con China se firmaron acuerdos por más de US$ 5000 M. Otra vez inversiones digitadas desde y para el Estado -además de unas pocas desregulaciones- como el segundo swap de monedas por US$ 8500 M.
Al contrario de lo que la opinión pública cree, y como corresponde a burócratas y líderes estatales, el G20 más que desregular -liberar al mercado- propone regular. Aunque pasó casi desapercibido, la adopción de medidas regulatorias fue la misión principal -particularmente en finanzas- y por eso dieron pasos concretos para reforzar los aportes de capital al multi estatal FMI, o sea, más Estado a costa del sector privado que lo financia por vía impositiva. Por cierto, esta reforma implicará una redistribución del poder en el organismo, siendo China el mayor beneficiado ya que tendrá una mayor influencia basada en su peso como principal acreedor de EE. UU.
En fin, finalizado el show hoy nos queda la vida real, el mercado, las personas que trabajan sencillamente todos los días para financiar al Estado, sus cumbres y sus caprichos. Por caso, el 83,3% las pymes -motor fundamental del sector privado- tuvo bajas en las ventas minoristas durante noviembre, su peor caída interanual de 15,6%, once meses consecutivos de caídas (-5,8% promedio anual), según CAME.
Para terminar, insisto en que lo mejor del G20 fue la tregua en la guerra comercial entre EE.UU. y China, lo que provocó que las bolsas globales subieran, moderadamente ya que nadie se cree que esto terminará aquí, y acompañó la bolsa local a la que, por cierto, le falta mucho por recuperar ya que, pese a la remontada de noviembre de casi 7% -gracias a que el precio de algunos papeles está muy bajo- las acciones pierden un 50% en dólares en lo que va de 2018 a pesar de que el dólar está pisado por el gobierno con las exageradamente altas tasas que ofrece. A ver cuánto dura la euforia G20… poco, me atrevo a decir.
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