Tres años de gestión acaba de cumplir el actual gobierno el último 10 de diciembre. Ese mismo día se inauguró la recta final del primer mandato de Mauricio Macri en el Poder Ejecutivo Nacional.
El lapso transcurrido es lo suficientemente extenso como para evaluar detalladamente los resultados obtenidos, los aciertos y los errores. A esta altura, endilgar la dinámica de la economía a la herencia recibida del gobierno anterior, es una explicación a la que pocos analistas se atreven, e incluso es un camino al que no se atreven siquiera los propios funcionarios oficialistas.
Habiendo transitado ya tres cuartas partes del mandato presidencial, los ‘por qué’ de la dinámica que presentan en la actualidad las variables más importantes de la macroeconomía nacional, deben buscarse sin lugar a duda en las políticas aplicadas diciembre de 2015.
Es pertinente por lo tanto, repasar una por una las diez variables más relevantes, y su evolución durante la gestión de Cambiemos.
La inflación fue uno de los ejes de la gestión económica desde el primer día. El resultado es magro. El gobierno recibió el país con un nivel general de precios creciendo al 27,7% anual (IPC Congreso), y tras haber aplicado política antiinflacionaria en lo que va del mandato, finalizará 2018 con una inflación de al menos 48%. Significa un incremento acumulado del 137% en tres años.
‘Pobreza cero’, fue otra de vara alta que se auto impuso el Presidente Macri al inicio de su mandato. Con las estadísticas de pobreza suspendidas por el kirchnerismo, que desde fines de 2013 intentó ocultar lo inocultable, el indicador más representativo al inicio de la gestión actual era el dato de la Universidad Católica Argentina, que mostraba un 29,7%. Promediando el 2018, el último registro del recompuesto relevamiento oficial de Indec, arroja un 27,3% de pobreza en el primer semestre. Se trata de una leve mejora. Sin embargo, el número no refleja el impacto de la devaluación y el rebrote inflacionario del segundo semestre, y la brecha de la desigualdad esta lejos de cerrarse. Un informe dado a conocer por Unicef la semana pasada, estima que el 48% de los niños del país padecen pobreza.
Algo similar sucede en relación al empleo. La cantidad de gente que buscaba empleo y no lo encontraba, era del 9,5% en diciembre de 2015 y es del 9,6% según el último informe de Indéc referido al segundo trimestre. El dato tampoco refleja el impacto sobre el empleo de la fuerte recesión que se registra en la segunda parte del año.
La deuda fue el instrumento elegido por el macrismo para financiar el gradualismo. Durante los tres años de gestión se emitió deuda por u$s 130.000 millones en los mercados internacionales. A ello se suman los u$s 57.000 millones solicitados al FMI. El ratio Deuda/PBI era del 40% a fines de 2015 y pasó a ser del 99% en la actualidad.
Tres años de gestión acaba de cumplir el actual gobierno el último 10 de diciembre. Ese mismo día se inauguró la recta final del primer mandato de Mauricio Macri en el Poder Ejecutivo Nacional.
El lapso transcurrido es lo suficientemente extenso como para evaluar detalladamente los resultados obtenidos, los aciertos y los errores. A esta altura, endilgar la dinámica de la economía a la herencia recibida del gobierno anterior, es una explicación a la que pocos analistas se atreven, e incluso es un camino al que no se atreven siquiera los propios funcionarios oficialistas.
Habiendo transitado ya tres cuartas partes del mandato presidencial, los ‘por qué’ de la dinámica que presentan en la actualidad las variables más importantes de la macroeconomía nacional, deben buscarse sin lugar a duda en las políticas aplicadas diciembre de 2015.
Es pertinente por lo tanto, repasar una por una las diez variables más relevantes, y su evolución durante la gestión de Cambiemos.
La inflación fue uno de los ejes de la gestión económica desde el primer día. El resultado es magro. El gobierno recibió el país con un nivel general de precios creciendo al 27,7% anual (IPC Congreso), y tras haber aplicado política antiinflacionaria en lo que va del mandato, finalizará 2018 con una inflación de al menos 48%. Significa un incremento acumulado del 137% en tres años.
‘Pobreza cero’, fue otra de vara alta que se auto impuso el Presidente Macri al inicio de su mandato. Con las estadísticas de pobreza suspendidas por el kirchnerismo, que desde fines de 2013 intentó ocultar lo inocultable, el indicador más representativo al inicio de la gestión actual era el dato de la Universidad Católica Argentina, que mostraba un 29,7%. Promediando el 2018, el último registro del recompuesto relevamiento oficial de Indec, arroja un 27,3% de pobreza en el primer semestre. Se trata de una leve mejora. Sin embargo, el número no refleja el impacto de la devaluación y el rebrote inflacionario del segundo semestre, y la brecha de la desigualdad esta lejos de cerrarse. Un informe dado a conocer por Unicef la semana pasada, estima que el 48% de los niños del país padecen pobreza.
Algo similar sucede en relación al empleo. La cantidad de gente que buscaba empleo y no lo encontraba, era del 9,5% en diciembre de 2015 y es del 9,6% según el último informe de Indéc referido al segundo trimestre. El dato tampoco refleja el impacto sobre el empleo de la fuerte recesión que se registra en la segunda parte del año.
La deuda fue el instrumento elegido por el macrismo para financiar el gradualismo. Durante los tres años de gestión se emitió deuda por u$s 130.000 millones en los mercados internacionales. A ello se suman los u$s 57.000 millones solicitados al FMI. El ratio Deuda/PBI era del 40% a fines de 2015 y pasó a ser del 99% en la actualidad.
l déficit fiscal es señalado por la mayoría de los especialistas como el ‘talón de Aquiles’ de la economía nacional. Es la misma mirada que surge del déficit cero planteado en el segundo acuerdo con el FMI. Sin embargo mientras el déficit cero se enfoca en el resultado financiero, el número significativo es el resultado financiero, aquel que considera el pago de los intereses de la deuda. Ese ratio era del 5,2% del PBI a fines del año 2015 y luego de tres años, asciende al 4,4%. La mejora marginal, obedece no solo a la política de ajuste que se plantea el gobierno, sino al impacto positivo de la inflación en la recaudación impositiva.
El comercio exterior es la herramienta con que cuenta el país para generar divisas. El saldo comercial era negativo por u$s 3.000 millones a fines de 2015. Según los datos de Indec, se estima que el rojo llegará a los u$s 8.000 millones este año. Es clave la performance de las exportaciones, que alcanzaron su máximo histórico de u$s 81.600 millones anuales en 2011 y hoy se ubican en u$s 57.000 millones.
El dólar se llevó todas las tapas al inicio de la gestión, por la salida del cepo cambiario. Tras la normalización del mercado único de cambio, el precio de la divisa se ubicó en $13,7 durante enero de 2016. El dólar volvió a robarse los titulares en 2018 y tras la corrida, cotiza hoy en $38,6. Significa una devaluación acumulada del 181% en tres años.
El salario es sin duda la variable más golpeada durante el macrismo. Según el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), que elabora mensualmente la Secretaría de Trabajo de la Nación, la media de salario era de $15.800 en diciembre de 2015. En la actualidad asciende a $33.154. Implica un incremento acumulado del 109%, frente a una inflación del 137%, es decir, una pérdida de poder adquisitivo del 18% en tres años.
La tasa de interés, es otro ítem determinante. Al inicio de la gestión, con una política de metas de inflación, la tasa determinada por el Banco Central ascendía a 33%. En la actualidad, y con objetivos de agregados monetarios, la tasa es del 59%. Se trata de una decisión dura y ortodoxa, que permite cortar de cuajo la especulación cambiaria y la emisión, pero que a la vez aniquila la actividad productiva y el consumo.
Por último, en cuanto a las Reservas del Banco Central, el gobierno recibió u$s 25.563 millones. Se decía por entonces que tal cantidad era ficticia ya que ese monto cuantificaba el swap de monedas acordado por el gobierno anterior con China. En la actualidad, las Reservas ascienden a u$s 49.995 millones. Sin embargo allí también se cuantifica no solo el swap con China sino los fondos recibidos del FMI. De hecho, las Reservas iniciaron 2018 por encima de los u$s 55.000 millones, se contrajeron hasta u$s 48.000 millones en junio tras el primer episodio de corrida cambiaria, llegaron a superar los u$s 63.000 millones tras el primer desembolso de u$s 15.000 millones otorgado por el FMI, y se contrajeron hasta los u$s 49.995 actuales. Significa que a lo largo de 2018, se perdieron reservas por más de u$s 20.000 millones.
El déficit fiscal es señalado por la mayoría de los especialistas como el ‘talón de Aquiles’ de la economía nacional. Es la misma mirada que surge del déficit cero planteado en el segundo acuerdo con el FMI. Sin embargo mientras el déficit cero se enfoca en el resultado financiero, el número significativo es el resultado financiero, aquel que considera el pago de los intereses de la deuda. Ese ratio era del 5,2% del PBI a fines del año 2015 y luego de tres años, asciende al 4,4%. La mejora marginal, obedece no solo a la política de ajuste que se plantea el gobierno, sino al impacto positivo de la inflación en la recaudación impositiva.
El comercio exterior es la herramienta con que cuenta el país para generar divisas. El saldo comercial era negativo por u$s 3.000 millones a fines de 2015. Según los datos de Indec, se estima que el rojo llegará a los u$s 8.000 millones este año. Es clave la performance de las exportaciones, que alcanzaron su máximo histórico de u$s 81.600 millones anuales en 2011 y hoy se ubican en u$s 57.000 millones.
El dólar se llevó todas las tapas al inicio de la gestión, por la salida del cepo cambiario. Tras la normalización del mercado único de cambio, el precio de la divisa se ubicó en $13,7 durante enero de 2016. El dólar volvió a robarse los titulares en 2018 y tras la corrida, cotiza hoy en $38,6. Significa una devaluación acumulada del 181% en tres años.
El salario es sin duda la variable más golpeada durante el macrismo. Según el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), que elabora mensualmente la Secretaría de Trabajo de la Nación, la media de salario era de $15.800 en diciembre de 2015. En la actualidad asciende a $33.154. Implica un incremento acumulado del 109%, frente a una inflación del 137%, es decir, una pérdida de poder adquisitivo del 18% en tres años.
La tasa de interés, es otro ítem determinante. Al inicio de la gestión, con una política de metas de inflación, la tasa determinada por el Banco Central ascendía a 33%. En la actualidad, y con objetivos de agregados monetarios, la tasa es del 59%. Se trata de una decisión dura y ortodoxa, que permite cortar de cuajo la especulación cambiaria y la emisión, pero que a la vez aniquila la actividad productiva y el consumo.
Por último, en cuanto a las Reservas del Banco Central, el gobierno recibió u$s 25.563 millones. Se decía por entonces que tal cantidad era ficticia ya que ese monto cuantificaba el swap de monedas acordado por el gobierno anterior con China. En la actualidad, las Reservas ascienden a u$s 49.995 millones. Sin embargo allí también se cuantifica no solo el swap con China sino los fondos recibidos del FMI. De hecho, las Reservas iniciaron 2018 por encima de los u$s 55.000 millones, se contrajeron hasta u$s 48.000 millones en junio tras el primer episodio de corrida cambiaria, llegaron a superar los u$s 63.000 millones tras el primer desembolso de u$s 15.000 millones otorgado por el FMI, y se contrajeron hasta los u$s 49.995 actuales. Significa que a lo largo de 2018, se perdieron reservas por más de u$s 20.000 millones.
Publicado en Suplemento "Pulso" del Diario "Río Negro", domingo 16 de diciembre de 2018.
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