CUANDO LLAMAN ‘ULTRADERECHISTA’ A BOLSONARO QUIEREN DECIR QUE SE HA ATREVIDO A DISCREPAR.
LA MISMA OLA DE MANIPULACIONES QUE YA LANZARON CONTRA TRUMP Y CONTRA VOX.
Ayer Jair Bolsonaro, candidato del Partido Social Liberal (PSL), ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil frente a Fernando Hadda, del Partido de los Trabajadores (PT).
Llaman ‘ultraderechista’ a Bolsonaro pero no llamaron ‘ultraizquierdistas’ a los comunistas del PT
La reacción de los principales medios españoles era más que previsible, sin importar cuáles sean teóricamente sus afinidades políticas:
- Televisión Española le llama “ultraderechista”.
- La Televisión de Galicia le llama “ultradereitista”.
- Antena 3 le llama “ultraderechista”.
- La Sexta le llama “ultraderechista”.
- El Mundo le llama “ultraderechista”.
- El País le llama “ultraderechista”.
- Abc le llama “ultraderechista”.
- La Razón le llama “candidato de ultraderecha”.
- Público le llama “ultraderechista”.
- Ok Diario le llama “ultraderechista”.
- El Español le llama “ultraderechista”.
- Eldiario.es le llama “ultraderechista”.
- El Confidencial le llama “ultraderechista”.
- La Cadena COPE le llama “ultraderechista”.
Curiosamente, ninguno de esos medios ha llamado “ultraizquierdista” al candidato del PT, que es un partido comunista. Su emblema es una estrella roja y en la década de 1980 fue uno de los aliados brasileños de las dictaduras comunistas. Hoy es uno de los aliados de la dictadura castrista cubana y de la dictadura chavista venezolana. Pero ni así le dedican ese odioso prefijo “ultra”. Es el mismo tipo de manipulaciones que ya lanzaron contra Trump y contra Vox. La historia se repite.
Lo que ocurrió cuando un comunista intentó asesinarle
Esa doble vara de medir en los medios no es nueva en relación al ahora presidente electo de Brasil. Cuando el 6 de septiembre un comunista intentó asesinar a Bolsonaro a puñaladas, hiriéndole de gravedad, los medios se lanzaron a llamar “ultraderechista” al apuñalado mientras ocultaban la ideología del agresor. El caso más repugnante -y con el adjetivo me quedo corto- lo dio el diario El País con este titular tres días después de ese atentado: “El ultra que busca sacar partido a un navajazo”. Un apuñalamiento que pudo ser mortal es “un navajazo”. Es sin duda uno de los titulares más vomitivos que he visto en un medio desde aquel que también publicó El País al día siguiente de los atentados del 11-S: “El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush”. En uno y otro caso la idea que se transmite es la misma: los atacados son los malos.
Las ideas que ha defendido Bolsonaro en su campaña electoral
Pero ¿Bolsonaro es un extremista de derecha? Veamos cuáles han sido las líneas maestras de su campaña:
- Habla sin rodeos de Dios y del patriotismo.
- Se ha mostrado opuesto al aborto.
- Se ha manifestado opuesto a la ideología de género.
- Ha expresado su rechazo al comunismo.
- Ha apostado por una liberalización de la economía y una reducción del gasto público.
- Ha apoyado una bajada de impuestos.
- Apoyar una política de mayor seguridad y respeto a la legítima defensa.
Estamos hablando de una serie de principios que pueden suscribir muchas personas de ese amplio margen que se suele llamar “centro-derecha”. ¿Qué ha pasado entonces para que medios del centro-derecha se dediquen a condenar a Bolsonaro como “ultraderechista”? Pues que ya sea por por tibieza, por cobardía, por descuido o incluso por pereza (muchos medios copian y pegan sin más lo que les llega de agencias), esos medios acaban publicando noticias que podrían aparecer en un diario de ultraizquierda sin cambiar ni una coma, y no precisamente por su objetividad.
La etiqueta que te ponen si te atreves a discrepar
En el caso de los medios que lo hacen por activismo puro y duro, cuando llaman “ultraderechista” a alguien lo que quieren decir es que se ha atrevido a discrepar, y si algo no soporta el pensamiento progre es la discrepancia, contra la cual ha inventado toda clase de palabras-policía: machista, sexista, homófobo, retrógrado, facha, transfóbico… Palabras que ha ido adoptando casi todo el espectro político con el paso de los años. El caso es que esas palabras se están usando de forma tan insistente, tan descarada y tan abusiva que están perdiendo su eficacia e incluso están provocando el efecto contrario: que cada vez más gente le pierda el miedo a discrepar, harta de que aquí no se pueda opinar libremente por miedo a incomodar a los progres intolerantes. Unos progres que no consienten que un candidato les contradiga al proponer cosas totalmente legítimas en una democracia, y que son más razonables y presentables que las que propone el progresismo.
(Foto: Folhapress)
Origen:www.outono.net
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