Exclusivo: a un año de la desaparición
ARA San Juan: la libreta del tripulante rionegrino que
advertía las fallas en el submarino.
Mario Toconás sacaba fotos de sus escritos. Las descargó en
su computadora antes de partir a la última misión. Su mujer las halló y se
convirtieron en parte vital de la investigación judicial. En julio del 2017,
durante la navegación anterior, registró tornillos flojos y faltantes, daños en
la defensa del periscopio, cables y pasadores de puertas sueltos, entre otras
anomalías.
Ahí está Mario. Una vez más. Haciéndoles un guiño. Desde el
lugar en el que esté. Como cuando era el primero en escribir ‘buenos días,
familia” en el chat telefónico grupal. Pese a que él amanecía en Mar del Plata
y el resto de su gente en Sierra Grande. O en Viedma.
Aparece, como siempre. Con una persistencia que los deja al
borde del asombro o de las lágrimas. La última vez que lo descubrieron fue hace
unos días. Cuando Miguel, uno de sus seis hermanos, viajó a Ushuaia para un
homenaje. Y desde allí compartió por Whatsapp una imagen del cuadro que le
dieron. Una fotografía enmarcada del ARA San Juan. Que muestra al submarino
saliendo del mar. Y sobre él la figurita de un tripulante, que sirve para
señalar, en perspectiva, la enormidad de la nave.
La misma foto que les entregaron a todos. Pero él descubrió
en ella la carita de Mario. Posando en una foto inédita. Que, ahora, exhiben
con emoción.
Es que Mario está ahí, no hay caso. Y los lleva a su
encuentro. Así ocurrió también a los pocos días de la desaparición de la nave.
La mayoría de los Toconás estaban en Mar Del Plata. Viajaron para acompañar a
Ruth, la esposa y cuñada. Que por entonces, con su panza de 4 meses y con Ryan,
su otro hijo de 9 años, se debatía entre la angustia y el llanto.
Fue ella la que recordó que, antes de partir, su marido
descargó en su computadora el contenido de su celular. Para dejar libre la
memoria y tener capacidad para seguir guardando archivos al embarcarse. Acto
seguido, los buscó.
“Desde chico Mario anotaba todo. Se acostumbró cuando
cuidaba a mamá, que tenia cáncer. ël llevaba una libreta con un parte diario
para los médicos. Eso le quedó.Lo mismo hacía con su actividad a bordo del Ara
San Juan” contó Miguel, uno de sus seis hermanos y agregó que Mario llevó su
libreta a la última misión.
Y lo que apareció fue un material que ahora figura como
prueba ante la Justicia. Y guía la investigación hacia el esclarecimiento de
una serie de puntos que pueden resultar claves para determinar en qué estado
zarpó el submarino. Son fotos tomadas por Mario de las páginas de su libreta.
La misma que siempre llevaba a bordo y en la que consignaba, casi de manera
obsesiva, cada una de las fallas que detectaba en la nave. Desde los tornillos
sueltos o faltantes hasta los problemas con el periscopio. Pasando por la
ausencia de equipos claves para la seguridad bajo el mar.
Ese listado está escrito a mano alzada. Y capturado en
imágenes tomadas por su celular, que luego subía a su computadora hogareña. En
él apuntó las falencias que vio y catalogó en un viaje previo, que realizó en
el mes de julio. Casi 4 meses antes del último embarque. De ése del que aún, al
igual que los otros 43 tripulantes, no regresó.
“Las imágenes de la libreta son de la navegación anterior al
hundimiento. No sabemos si después algo de eso se reparó. Pero creemos que no.
También hay fotos de las fallas que señalaba” contó Miguel.
“Dentro del ARA, Mario se ocupaba de todo lo que tenía que
ver con las armas submarinas, con los torpedos- agregó- Pero él siempre decía
que ahí adentro ellos tenían que saber de todo un poco. De distintas áreas...
como mantenimiento, electricidad, etc. Y en las páginas de su libreta se ve que
detallaba todo” ilustró. De hecho, en las anotaciones pueden verse distintos
ítems, bajo títulos como “Proa”, “Objetos flojos”, “Máscaras bibs”. A partir de
allí comienza el minucioso escrutinio de cada elemento defectuoso o en falta.
Las capturas fueron halladas por Ruth a fines de noviembre del año pasado. A
escasos días de la desaparición. Y enseguida puso en conocimiento del tema al
resto de la familia.
“Tenemos un grupo de chat telefónico donde están los
familiares de los 44. Al enterarnos lo subimos ahí. Y Luis Tagliapietra,
abogado y papá de uno de los tripulantes, lo llevó a la Justicia y se adjuntó a
la causa” recordó Miguel. Las capturas subidas al chat grupal tuvieron un
efecto multiplicador. “Todo había pasado hacía tan poco. Las familias
comenzaron a revisar y a subir el material que encontraban en sus casas. Se
hizo una cadena. De ahí surgió mucho material para la causa” apuntó el hombre.
Quien también recordó el carácter detallista del
submarinista fue su hermana Alejandra. “Él se dedicaba a eso. Veía y marcaba
todas las imperfecciones del ARA. Tenía todo registrado y sacaba fotos también.
Ahí (en su libreta) marcó muchas cosas. En los viajes anteriores (la nave)
había tenido problemas. Pero eso nunca se supo. Y mi hermano, las veces que
vino, nunca lo comentó. Capaz que para no preocuparnos. Para que no nos
sintiéramos mal” relató, conmovida.
Es que para sus hermanos, Mario siempre estuvo a salvo.
“Nosotros, desde lejos, veíamos ese trabajo seguro. Pero hoy en día nos damos
cuenta de que no lo era” reconoció Miguel, con angustia. Alejandra coincidió. Y
recordó que “cuando me enteré que andaba en submarino yo no sabía cómo era. Y
le dije ‘qué lindo estar debajo del agua, debés ir mirando todo’. Él me
contestó que no, que era todo cerrado. Pero no hablaba mucho de su trabajo.
Nosotros pensábamos que se metían abajo y después salían. Pero ahora sabemos
que ellos tenían otras cosas, misiones que el gobierno les mandaba” explicó.
"Veía y marcaba las imperfecciones del ARA. Tenía todo
registrado y sacaba fotos también. Ahí (en su libreta) marcó muchas cosas"
contó Alejandra Toconás, quien agregó que la nave tuvo problemas anteriores.
Hoy, los Toconás parecen expertos a la hora de hablar de las
fallas del ARA. Las mismas que siguieron descubriendo a lo largo de todo este
año.
“A medida que pasaba el tiempo nosotros nos íbamos enterando
de todas las averías que tenía el submarino” contó Natalia. “Aparte, en la base
de Mar del Plata, unos son submarinistas y otros andan en barcos. Y ahí tuvimos
a sus propios compañeros que nos contaron todo” recordó.
Allí supieron que “ellos ya tenían miedo de zarpar. Nos
hemos comunicado con ex submarinistas que estuvieron (en el ARA) y nos dijeron
que ellos se habían ido a pique antes. Se quedaron sin luz y con los celulares
tuvieron que arreglarse para salir a repique. Pero nada más que (les tocó en
una zona donde) no era tan profundo. Y ellos solos con los celulares lo
arreglaron y salieron” detalló la mujer.
“Hay un chico que (tras eso) renunció. Vive en el Norte. Lo
mandaron a declarar y todo. Nos enteramos que cuando llegó (después de ese
episodio) llamó a su papá. Y él le dijo ‘renunciá y venite’. Y él renunció.
porque ya había tenido ese presentimiento de que algo iba a pasar” subrayó
Natalia.
“Se fueron acostumbrando a algo que estaba mal” se lamentó
Miguel. Y recordó que “hace poco fueron a declarar los de Tandanor, que fueron
los que hicieron la reparación de media vida. Y ellos dijeron que habían pasado
un presupuesto por equis monto para que (el submarino) quede de nuevo a cero. Y
el gobierno les pasó un monto mínimo y les dijo que con eso se las arreglasen
como fuera. Porque sí o sí lo querían en el agua” se indignó el hombre. Y
agregó que “ellos (Tandanor) habían pedido baterías nuevas y el gobierno dijo
que no”.
“Igual- señaló César- hubo una responsabilidad grande de la
Armada también. Por el tema de que ellos tenían que mandarlo a ‘dique seco’,
como le dicen, para poder cambiar unas válvulas que son para que no entre agua
en el submarino. Y eso nunca se hizo. Se alargó... se alargó... y dijeron ‘ vamos
a dejar que tire un tiempo más’. Y pasó esto. La última inspección que iban a
realizarles iba a ser en octubre. Pero lo postergaron para febrero y justo se
viene a pique. Porque ese mantenimiento tendrían que haberlo hecho y lo venían
estirando hacía rato” cerró, acongojado.
Enojo por la búsqueda y la teoría del bombardeo
“El submarino no está donde buscaron. No lo deben querer
encontrar. Nos llegó información de todos lados de que tendrían que buscar de
Ushuaia hacia Mar del Plata. Pero tienen que partir del Sur”. Alejandra, una de
las hermanas de Mario, definió la visión crítica de los familiares
“Nosotros en diciembre nos enteramos con mi hermana, por
otro lado, de que lo habían bombardeado” dijo. “La novia de uno de los chicos
(uno de los submarinistas) había tenido comunicación. Y él le había dicho que
había tenido problemas con un capitán. En Puerto Belgrano, porque decían que
los mandaban a las Malvinas. Hubo una discusión. Y ahora ella va a ir a
declarar. Incluso hay una captura de whatsapp donde uno de los que estaban
adentro del submarino les dijo que iban a dar un par de vueltas por Malvinas.
Hay pruebas. Eso está en la causa. Quieren taparlo por el conflicto que puede
provocar” apuntó Natalia, otra de las Toconás, convencida de la hipótesis que apunta
a un posible bombardeo.
Experto en armas y meticuloso.
• Abordó el ARA San Juan con 36 años. Mario Toconás nació en
Jujuy, pero a los 4 su familia se afincó en Sierra Grande. Su papá, Irineo,
entró a trabajar a la mina. Entre jujeños y rionegrinos son 7 hermanos.
• En 2002 egresó de la escuela técnica y viajó a Buenos
Aires para estudiar en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA, antigua
ESMA). En 2007 en el rescate de 241 tripulantes del rompehielos Irizar.
• Conoció a Ruth, su esposa, salteña. Nació su primer hijo e
inició el curso de submarinista, que culminó en 2011. Ya estaba radicado en Mar
del Plata.
• Armas submarinas. Se encargaba de lo atinente a ellas en
el San Juan. Su meticulosidad, sin embargo, lo llevó a contar con un arduo registro
de las fallas de la nave..
Sus hijos lo esperan.
Mar del Plata
María Luz tiene siete meses, y todavía es ajena a una
historia que la tiene como protagonista. E hizo que su nacimiento fuese
noticia. Porque su mamá, Ruth, estaba embarazada de cuatro meses cuando su papá
Mario Toconás abordó el submarino que aún no lo devolvió a tierra. Su sexo era
un secreto que ella quería compartir con él, apenas desembarcase. Ahora, la
beba lleva en su nombre ese brillo de esperanza al que su familia quiso
aferrarse apenas conocida la noticia del hundimiento. Su hermanito Ryan, de 10
años aún espera a su padre y pregunta por una búsqueda a la que ve como el
vehículo que lo traerá de regreso.
Hoy entregarán condecoraciones a las familias
“La Armada organiza una ceremonia. Decidimos estar. Es un
reconocimiento que nunca se hizo. Los van a condecorar. Se van a juntar las
familias del interior. Aunque algunas que no están de acuerdo no van a ir”
contó Alejandra, una de las hermanas de Mario Toconás.
“En realidad, en general, los familiares nunca quisimos
homenajes porque lo que todos queríamos -y queremos- es que los encuentren.
Pero algunos sentimos que ya es el momento de homenajearlos. Por eso decidimos
asistir” dijo Miguel, otro de los Toconás.
“A pesar de todas las conjeturas nosotros los esperamos. Eso
es lo que siempre les dijimos. El Gobierno y la Armada quisieron terminar la
búsqueda. Ya cuando se cumplieron los 6 meses querían que se firmaran las actas
de defunción. Y ninguno las firmó. Hasta el día de hoy” finalizó el hermano.
Por: Vanesa Miyar.
Publicado en Diario “Río Negro”, 15 de noviembre de 2018.-
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