Dice Metapedia:
Karl Heinrich Marx nacido Kissel Mordechai, nació en
Tréveris, Prusia, el 5 de mayo de 1818, y murió en Londres el 14 de marzo de
1883. Fue un político, filósofo, y militante comunista alemán de origen judío
del siglo XIX. Es mejor conocido como el padre del comunismo junto a Friedrich
Engels. Aunque Marx era una figura relativamente oscura en su propia vida, sus
ideas comenzaron a ser influyente en los movimientos socialistas poco después
de su muerte. A esta influencia se le dio un impulso adicional por la victoria
de los bolcheviques marxistas en la Revolución de Octubre de Rusia.
Karl Marx, fue el tercero de siete hijos de una familia
judía de clase media. Su padre, Herschel Mordechai (luego Heinrich Marx),
descendiente de una larga línea de rabinos talmudistas, ejercía la abogacía en
Tréveris, su ciudad natal.
Era además consejero de justicia, sin embargo recibió
fuertes presiones políticas, por parte de las autoridades prusianas que le
prohibieron continuar con sus prácticas legales conforme a su religión y le
obligaron a abrazar el protestantismo para poder mantener el cargo en la
administración de Renania.
Su madre fue Henrietta Pressburg, nacida en los Países
Bajos, y sus hermanos fueron Sophie, Hermann, Henriette, Louise, Emilie y
Caroline. En relación a su línea materna es de extrema relevancia el destacar que
tuvo lazos familiares directos con las más poderosas familias judías de
Inglaterra.
La madre de Karl Marx fue la tía abuela de los
industrialistas Philips (los de las transnacionales de la electrónica), y aún
más importante una descendiente materna de la familia Barent-Cohen, familia que
tiene entre sus lazos sanguíneos a los banqueros y colonialistas judíos
Rothschild.
En la escuela fue un alumno modelo, particularmente
brillante en las composiciones de carácter religioso.
Realizó sus estudios de Derecho en la Universidad de Bonn
pero los dejó para estudiar Filosofía en Berlín. Se doctoró en 1841 en Jena con
una tesis titulada Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito
y la de Epicuro.
Pronto se implicó en la elaboración de trabajos en torno a
la realidad social, colaborando en 1842 junto con Bruno Bauer en la edición de
la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), publicación de la que pronto llegó a ser
redactor jefe.
Durante este período también frecuentó la tertulia
filosófica de Los Libres (Die Freien). La publicación finalmente sería
intervenida por la censura, y posteriormente, Marx tuvo que marchar al exilio.
En el año 1841 su encuentro con Moses Hess lo convertía al
socialismo. Pero antes de este encuentro se había operado en él un cambio
radical. Una misteriosa enfermedad, de la que nada dicen las fuentes, lo llevó
al borde de la muerte. Y apenas salió de ella, apareció el nuevo Marx.
Incluso su vida sufrió un cambio notable. De ser un muchacho
modelo pasó a convertirse en una persona de mal carácter: continuos problemas
con sus padres, pérdida de sumas ingentes en el juego y con mujeres. En las
cartas de su padre empezaron a manifestarse las preocupaciones por el cambio
que se había operado en el joven Marx. Aludía a una "cuestión bastante
misteriosa" que veía en él, pero no se sabe más. La muerte de su madre fue
acogida por Marx con increíble indiferencia. En una carta hablaba de ella como
"la partida de la vieja" (la carta iba dirigida a Engels) casi con
fastidio; su única preocupación era la herencia.
Comenzó a beber, y el vicio ya no le dejó durante toda su
vida. Más aún, parece que esta afición al alcohol llegó a crear cierta
preocupación en Engels y en sus amistades más íntimas.
Marx era un hombre muy conocido en su época. Afiliado a la
Logia Francesa de los Filadelfos, era estrecho colaborador de Annie Besant, que
sucedió a Madame Blavatsky al frente de la Sociedad Teosófica (Blavatsky,
colaboraba junto a Garibaldi en el Lacio, con la finalidad de abatir al
Papado). Aveling daba conferencias sobre el tema "La perversidad de
Dios", argumento muy frecuentemente tratado por los teósofos de la época.
Hess puso en contacto a Marx con Pierre-Joseph Proudhon. Los
dos tenían en común físicamente el aspecto hirsuto, que era también, por cierto,
el que presentaba un amigo común, Mijaíl Bakunin. Hay que señalar que la barba
tupida y los cabellos intonsos no eran precisamente la característica de las
modas románticas de la época, sino que en realidad se trataba de la divisa
obligatoria de la secta de Giovanna Southcott (que se creía en relación con el
demonio "Shiloh"). Será quizá una coincidencia, pero el hecho es que
fue en ese momento histórico cuando la secta abrazó el comunismo. Según
Bakunin, Proudhon adoraba a Satanás (de Proudhon es la famosa frase "Dios
es el mal"), y el propio Bakunin escribía en Dios y el Estado: "...
Debemos despertar en el pueblo al diablo y excitar en él las pasiones más
viles".
También Engels había pasado por una fase inicial de persona
devota a la Iglesia y a Cristo. La conversión de Engels se debe a la amistad
con el teólogo liberal Bruno Bauer. Este escribía así a un amigo en el año
1841: "Ni siquiera yo mismo me reconozco cuando profiero blasfemias desde
lo alto de la cátedra... Cada vez que subo a la cátedra se apodera de mí un
pérfido demonio".
En suma, parece que también en Engels se verificó una
transformación semejante a la sufrida por Marx: de autor de poemas en alabanza
a Cristo a escritor de poesías satánicas. A partir de un cierto momento, la
correspondencia con Marx comenzó a estar repleta de obscenidades y
declaraciones antisemitas. Lasalle era definido como "hebreo negro" y
Bakunin como "una perfecta nulidad". Giuseppe Mazzini llegó a decir
de Marx: "Tiene un espíritu destructor y su corazón rebosa más odio que
amor por los hombres".
Y sobre un Grande de la Patria Grande Simón Bolívar decía Carlitos Marx.
¿QUE PENSABA KARL MARX, EL FUNDADOR DEL SOCIALISMO, DE SIMÓN BOLIVAR?
Por : Carlos M. Ayala Corao
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
Karl Marx se refirió a Simón Bolívar como el "canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque", (carta de Marx a Engels de fecha 14-2-1858). En esa misma oportunidad, afirmó que Bolívar era un mito de la fantasía popular: "La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar".
En días pasados, por mera casualidad nos topamos con un pequeño opúsculo titulado Simón Bolívar, cuyo autor es Karl Marx, publicado por Ediciones Sequitur, Madrid, 2001. Confieso la impresión que nos llevamos al constatar la existencia de esta obra la cual ignoraba, como creo que es el caso de muchos venezolanos.
La verdad es que con sus distancias geográficas y su diferencia de edades (Bolívar nacido en Caracas en 1783 y Marx en Tréveris en 1818), nada nos podía hacer suponer que alguno de ellos sería objeto de atención por el otro. Pero la coincidencia ocurrió cuando en 1857, Charles Dana, director del New York Daily Tribune, solicitó a Marx y a Engels un grupo de biografías para incorporarlo en la New American Cyclopaedia.
Es el propio Marx quien en la referida carta a Engels, nos dio noticias de los reparos de Dana contra su artículo sobre Bolívar, porque estaba escrito en un tono prejuiciado y, además, le había exigido más fuentes. A Dana, no le faltó razón para rechazar el artículo de Marx, pues como incluso lo reconoció este último, ciertamente se salía del tono enciclopédico.
Marx comienza su artículo refiriéndose a Bolívar como un descendiente de familias mantuanas, que en la época de la dominación española constituían la nobleza criolla en Venezuela. Luego, Marx continúa su relato emitiendo una serie de afirmaciones y conceptos ciertamente prejuiciados, inexactos o deformados sobre la vida del Libertador. En este sentido afirma que el Libertador rehusó adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810, a pesar de las instancias de su primo José Félix Ribas. En cuanto a la misión de Bolívar a Londres en 1811 (junto con Bello y López Méndez), Marx afirma que ésta se redujo a la autorización para exportar armas, teniendo que abonarlas de contado y pagar fuertes derechos.
La pérdida de la plaza de Puerto Cabello en la Primera República, Marx la describe como una huida cobarde y a escondidas de Bolívar para ocultarse en San Mateo y con posterioridad participar, personalmente, en el asalto y detención de Miranda en La Guaira, traicionándolo de esta forma al entregarlo engrillado al general español Monteverde -quien lo envió a Cádiz donde luego moriría-. Esta traición la reseña Marx como debidamente recompensada con la expedición del pasaporte español a Bolívar, en reconocimiento por su “servicio prestado al Rey de España con la entrega de Miranda”.
Marx describe la victoria en la toma de Santa Marta en 1814 como una hazaña en la cual, a pesar de que la ciudad ya había capitulado, Bolívar le permitió a sus soldados que la saquearan durante cuarenta y ocho horas. La retirada a Jamaica en 1815 es descrita como una huida de Bolívar durante ocho largos meses, mientras los generales patriotas ofrecían su tenaz resistencia en Venezuela; y la Carta de Jamaica es una defensa de Bolívar ante su fuga de los españoles, en la cual pretendió presentar su renuncia al mando supuestamente en aras de la paz pública. Marx describe otra huida cobarde de Bolívar en 1816 frente a una diminuta fuerza del general Morales en Valencia, que lo llevó a retroceder a rienda suelta hasta Ocumare (de la Costa) para saltar y embarcarse a bordo del Diana rumbo a Bonaire, “dejando a todos sus compañeros privados del menor auxilio”. De allí -relata el autor- que Piar haya amenazado a Bolívar con someterlo a un consejo de guerra por deserción y cobardía. Piar es para Marx el héroe singular de la conquista de Guayana que le da un vuelco favorable a la guerra de Independencia. Bolívar es el dictador traidor y cobarde que (de nuevo) abandona a Arismendi en 1817 en Margarita en manos de los españoles, y luego a Freites en la Casa de la Misericordia en Barcelona, donde éste muere en batalla. Frente a ello, Piar no escatimaba sarcasmos contra Bolívar como el “Napoleón de las retiradas”. Pero bajo “falsas imputaciones” de haber conspirado contra los blancos, atentado contra la vida de Bolívar y aspirado al poder supremo, es que Piar es fusilado en Angostura.
La conquista de Nueva Granada no se le debe a Bolívar y a las tropas patriotas, sino a “las tropas extranjeras, compuestas fundamentalmente por ingleses”. Por ello -anota Marx- tras dejar en funciones al Congreso granadino y al general Santander como comandante, Bolívar marchó a Pamplona, “donde pasó más de dos meses en festejos y saraos”.
A la cobardía de Bolívar en Calabozo en 1819, al no haber decidido avanzar sobre las tropas inferiores en número de Morillo, se debe la prolongación de la guerra por cinco años más; y la tregua del Convenio de Trujillo en 1820 con Morillo fue hecha “a espaldas del Congreso de Colombia”.
En cuanto a la Batalla de Carabobo (1821), Marx relata que a Bolívar le pareció tan imponente la posición del enemigo, “que propuso a su consejo de guerra la concertación de una nueva tregua, idea que, sin embargo, rechazaron sus subalternos”. Los éxitos de la campaña de Quito (1822) “se debieron a los oficiales británicos”. Y en Bolivia, “sometida a las bayonetas de Sucre”, Bolívar “dio curso libre a sus tendencias de despotismo”.
El Congreso de Panamá (1826) fue convocado por Bolívar con la intención real de unificar América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él mismo. Los diversos mandatos de Bolívar al frente de la Gran Colombia fueron planeados por él para satisfacer sus apetencias de poderes dictatoriales.
Finalmente en 1830 Bolívar pretendía invadir a Venezuela desde Colombia para someterla, pero se asustó frente al ejército de Páez, y se vio entonces obligado a presentar su dimisión, a condición de que se retirara al extranjero favorecido con una pensión anual.
En la descripción personal de Bolívar que Marx cita de Docoudary-Holstein, se lee entre otras perlas lo siguiente:
“Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos lo rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita”.
Este texto de Marx, suerte de 'leyenda negra' de nuestro Libertador Simón Bolívar, fue descubierto en 1935 por Aníbal Ponce en los archivos del Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú, y tras ser traducido, fue publicado por primera vez en castellano en la revista Dialéctica de Buenos Aires en 1936.
No podemos menos que expresar que resulta insólito un texto histórico tan prejuiciado como el escrito por Marx sobre Bolívar. Posiblemente en ello influyó sobre Marx la noción hegeliana de los “pueblos sin historia”. Pero aún así, ello pone de relieve los errores de mezclar la ideología con la historia.
Lo curioso es que esta visión del proceso revolucionario de la independencia latinoamericana haya sido compartida por marxistas acríticos de tendencia historiográfica soviética, prácticamente hasta 1959, cuando en la segunda edición en ruso de las obras de Marx y Engels se incluyó por primera vez una severa crítica de las posiciones sostenidas en el artículo de Marx sobre Bolívar. Necesario es, entonces, que aprendamos la historia de los historiadores y viceversa, para no cometer sus propios errores.
http://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2009/05/que-pensaba-karl-marx-el-fundador-del-socialismo-de-sim%C3%B3n-bolivar.html
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