El increíble monólogo de Tato Bores sobre el dólar que hizo en 1962: cualquier parecido... El humorista hizo un genial análisis décadas atrás sobre la reacción de los argentinos ante el aumento del dólar.
Tato Bores grabó en 1962 un genial monólogo sobre el dolar. En ese momento y en la presidencia estaba José María Guido. Con su humor característico este famoso expuso un panorama demasiado parecido al actual. Cualquier parecido...
“Cuando digo por otra parte que estamos viviendo un gran momento de gran expansión monetaria, sé lo que estamos diciendo. Fíjense que en lugar de pagar el dólar a 30, 40, 50, 60, 70, 80 o 90 mangos, lo estamos pagando ¡a 135! Y si nos mojan la oreja lo vamos a pagar a 200, porque somos tipos ricos”, inició Tato.
“Todos compramos y todos juntamos y el día que tengamos muchos dólares podemos pegar un golpe fantástico. Yo les voy a explicar… Resulta que el dólar es la moneda norteamericana. Y el día que tengamos todos los dólares del mundo iremos a Estados Unidos con la guita de ellos, y ¡nos van a tener que entregar el país! No me explico como los yanquis, que son tan vivos, no se dan cuenta del peligro que están corriendo con nosotros”, analizó entre risas.
Y siguió: “Yo pienso que todos de golpe nos hemos vuelto financistas por una razón muy especial. Antes, cuando un tipo tenía unos ahorritos ponía un tallercito, abría una fabriquita, compraba un campito para criar gallinas o plantar tomates, esas cosas que hace la gente en los países pobres”.
“En cambio acá es distinto. Ustedes van por la calle San Martín donde están las casas de cambio, y está todo el país parado frente a las pizarras. Hay obreros, albañiles, peones, sastres, músicos, artistas, de todo. Tipos que antes trabajaban como locos, ahora de repente se volvieron economistas y cada uno está parado ahí con su paquetito de dinero", explicó Bores.
"Y en cuanto se mueve la cotización de la pizarra entran todos en patota y uno dice 'deme tres dólares' y otro dice 'deme 4 dólares' otro pide ocho dólares y salen corriendo y van a otra casa de cambio. Y antes de que muevan la pizarra se meten y los venden”, continuó.
“Y así pasan todo el día. Vendiendo y comprando, comprando y vendiendo. Y cuando llegan a la noche a la casa entran molidos, desechos, y caen muertos arriba de un sillón. Desempaquetan, cuentan la guita, llaman a la mujer y le dicen: 'vieja, vieja, vení. Hoy me gané catorce mangos y no hice nada”, remató.
Publicado en Diario "Los Andes", viernes 31 de agosto de 2018.-
Publicado en Diario "Los Andes", viernes 31 de agosto de 2018.-
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