No solo no hacen lo que prometen, sino que lo que hacen es todo lo contrario. Cinismo puro.
1) ¿Será así? ¿Son tan cínicos? Me imagino que sucedió en
todas las campañas políticas, desde 1983 hasta la fecha. Me imagino la escena.
Diversos publicistas, operadores de campaña, gurúes de las elecciones de turno,
reunidos con los integrantes de la mesa chica de los diversos candidatos,
preguntando: "Estimados, si ganamos las elecciones... ¿qué cosa estamos
seguros, pero seguros, que no vamos a poder cumplir ni a palos?". Y en ese
momento, el aspirante a presidente expone largamente sobre esos ítems negados,
esos que no piensa realizar, por impotencia o por que no se le canta. Acto
seguido, el especialista en triunfos electorales espeta: "Precisamente eso
que NO vamos a hacer, justo eso, será nuestra gran promesa de campaña. ¡A
imprimir afiches!".
Si no es así, ¿cómo explican la diferencia diametralmente
opuesta entre lo que vitoreaban los slogans y lo que al final se hizo? Del
dicho al hecho no hay un trecho en Argentina. Tampoco una grieta. Lo que hay es
un abismo.
Y no me refiero solo al reciente latiguillo macrista de
"Pobreza cero". Una pro-mesa que suena (tristemente) irrisoria en
este contexto de inflación galopante (una máquina de fabricar índices de
miseria). Quiero enumerar todos los anuncios que fueron ejes de las campañas de
los últimos presidentes, todos con el mismo denominador común: ¡Hicieron
exactamente lo opuesto! O fue casualidad, o fue ingenuidad, o fue puro
cinismo...
A) Pero antes de entrar en el catálogo del horror de lo no
cumplido… ¿Qué cuernos es el cinismo? Vale la pena conocer su historia para
saber en qué piensa la gente que se nos ríe en la carompa.
Diógenes, en la Grecia Antigua, prestigió la escuela de los
Cínicos, una rama filosófica que buscaba desarrollar lo mejor del ser humano
que, creían, tenía que ver con la vida austera, autónoma, integrada a la
naturaleza. Miraban a los perros, que no necesitaban más para vivir que un poco
de agua, algo de comida y un lugar para echarse. Algunos especialistas
sostienen que el actual significado de cínico (del latín cynicus y este del
griego kynikós 'perteneciente al perro', derivado de kïon, kynós 'perro'), como
hipócrita, descarado o impúdico, viene precisamente de "ser como un
perro". Es decir, que el mote "cínico" actual proviene de la
mirada "cínica" de los contemporáneos de los cínicos, que solían
mofarse de aquellos que decidían prescindir de los lujos materiales...
2) Me acuerdo que mi vieja, madre de dos varones, repetía
que votó a Alfonsín (me imagino que entre otras cosas) por su promesa de
eliminar el Servicio Militar Obligatorio. No solo prometió esto -que no se
dio-, también en sus spots hablaba largamente de pacificar al país (hizo lo que
pudo, sufrió el agravante de haber sido sucesor de la dictadura más sangrienta
de nuestra historia) y ¡luchar contra la inmoralidad de la inflación! Todos
sabemos que tuvo que entregar el gobierno por anticipado, jaqueado por la
hiperinflación. Pero este fue solo el comienzo de una caterva de espejismos
electorales de la política de los últimos años.
Después apareció el caudillo neoliberal de La Rioja que nos
vendió una "revolución productiva"; justamente, a las puertas del
periodo en el que se abrieron las importaciones y la industria nacional besó la
lona. También Menem impuso el latiguillo "Síganme, no los voy a
defraudar". Y así, seguimos con el plan de convertibilidad del gobierno
menemista hasta el 2001, y ya sabemos cómo terminó esa película. Defraudación
fue lo mínimo que se vivió.
Y hablando de esos años aciagos, cómo olvidarnos de la
campaña del "aburrido" De La Rúa, que de aburrido tuvo
-desgraciadamente- muy poco. Volver a escuchar la propaganda "Somos
más" de La Alianza es más triste que un atardecer de domingo. "Somos
más", decía el aviso del gobierno, que con el correr de los meses nos hizo
sentir a los argentinos lo menos de lo menos.
Luego, entramos en la década “ganada” o
"coimeada", de acuerdo a en qué parte de la grieta usted se
encuentre. Es curioso que la simplísima campaña de Fernández de Kirchner entra
en las generales de la ley: "Cristina, Cobos y vos". ¿Te das cuenta
que no se pudo ni cumplir esto? Otra promesa no positiva.
También recuerdo el lema del último gobierno K:
"Argentina, un país de buena gente"; hoy suena patético, a la luz del
espectacular entramado que destaparon los cuadernos K, con implicancias
empresariales, dirigenciales, y choferísticas.
B) Sigamos detrás del significado de "cinismo",
que puede llegar a ser productivo. Hay estudiosos que argumentan que los
antiguos Diógenes y Antístenes, entre otros, supieron ser muy mordaces con el
mundo que les rodeaba, y buscaban a través de la transgresión permanente,
burlarse del "grecian way of life". Y ese particular sentido del
humor es el que hoy conocemos como "cinismo". Es decir, los cínicos
fueron cínicos con los que no eran de su propia escuela filosófica.
Y hay otra teoría más sencilla sobre por qué la palabra
cínico devino en el concepto de persona deshonesta y "sobradora" de
hoy. Al parecer, muchos de los antiguos cínicos predicaban el amor por la vida
sin excesos ni gustos materiales, mientras que por atrás ¡cobraban jugosos
subsidios del Estado!
El término cinismo, ayer y hoy, permite hacer referencia a
la impudicia, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de
mentir o defender acciones que son condenables. Al hecho de, por ejemplo,
prometer y prometer sueños, y después, entregar pesadillas y pesadillas. Y todo
eso, con una linda sonrisa de afiche de campaña electoral.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, domingo 23 de Septiembre de 2018.-
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