Juan Bautista Alberdi fue, sin duda alguna y sin exagerar,
uno de los grandes pensadores que tuvo nuestro país ( que sufrío en carne
propia la Argentina que se devora a sus propias hijos… luego castigado y
silenciado por histografía oficial argentina… ).
Su padre, Salvador Alberdi, era un comerciante vasco dueño
de una importante pulpería, que había dirigido una de las cuatro compañías que
organizó José Ignacio Garmendia y Alurralde para la defensa de Buenos Aires en
las Invasiones Inglesas. Su madre, Josefa Aráoz y Balderrama, una criolla que
falleció a causa del parto de Juan Bautista, era miembro de una de las más
importantes familias tucumanas.
Juan Bautista Alberdi nacido en San Miguel de Tucumán el 29 de agosto de 1810 y fallecido en Neuilly-sur-Seine,
un suburbio de París, Francia, el 19 de
junio de 1884 fue un abogado (que poco o nada ejerció su oficio), pensador, jurista,
economista, político, estadista, diplomático y músico argentino, autor de las “Bases
y puntos de partida para la organización política de la Confederación Argentina”
, muy tenidas en cuenta en la redacción de la Constitución Nacional de 1853.
Los constituyentes que se reunieron en Santa Fe, entre cuyos
redactores se encontraba su amigo Gutiérrez, sancionaron la Constitución
Argentina de 1853 en base al texto de las Bases de Alberdi.
Su archivo casi completo se conserva en la estancia Los
Talas, de la sucesión de Jorge M. Frut, en Luján provincia de Buenos Aires.
Fue hacia el año 1889 que el presidente (¿?) Miguel Juárez
Celman (un incapaz que se ve tuvo un
momento de lucidez… una a favor…. de este malo presidente argentino…) ordenó
exhumar los restos de Alberdi para traerlos hacia la Argentina volviendo a
bordo del vapor “Azopardo”, recibiendo sus restos honores en la Catedral de
Buenos Aires, hasta que luego de permanecer unos años en el Cementerio de
Recoleta, terminaron descansando en un mausoleo dentro de terrenos donados por
el municipio.
Tanto en Buenos Aires como en París se encuentran sendos
monumentos funerarios a Juan Bautista Alberdi, pero en realidad sin sus restos,
ya que los mismos descansan en su provincia natal, en la Casa de Gobierno de
Tucumán.
El Alberdi ya maduro
fue crítico de la guerra contra el Paraguay emprendidas por los presidentes
Mitre y Sarmiento y un defensor del nacionalismo y del proteccionismo
económico.
Seamos justos en la apreciación la trayectoria del
pensamiento de Juan B. Alberdi está signada por encuentros y desencuentros con
el propio sector letrado y dirigente al que pertenecía. Alberdi era un “liberal
auténtico” (entrecomillado vale) y los otros Mitre, Sarmiento (eran luz de
día que los describe Alberdi en 1870 en
un texto “raro” de encasillar pero brillante donde figuran personajes como Don
Basilio (Mitre), Tartufo (Sarmiento) y Gil Blas, (Adolfo Alsina).
“En Sudamérica, la política y la sociedad son dos mundos
diferentes; y tan diferentes que parecen no ser mitades de uno mismo. Mientras
que en el uno es todo escándalo y desorden, el otro es regido por el orden más
normal y regular” (Alberdi).
No por nada y en oportunidad de sancionarse una ordenanza
municipal que daba el nombre de Juan Bautista Alberdi a una calle de la ciudad
de Buenos Aires, el diario fundado por Bartolomé Mitre criticó severamente la
actitud de los concejales socialistas, promotores de la medida, a quienes acusa
de haber otorgado “un premio a la traición”.
El Presidente Justo José Urquiza le ofreció a Alberdi el cargo de
Ministro de Hacienda de su país, pero lo rechazó. En cambio, aceptó funciones
diplomáticas en Europa a partir de 1855. Urquiza le encargó la misión de
obtener en Europa el reconocimiento de la Confederación Argentina bajo la nueva
Constitución y evitar el reconocimiento del Estado de Buenos Aires, escindido
de la Confederación, como nación independiente, misión que Alberdi cumple con
éxito y que le valió el encono del general Bartolomé Mitre y de Domingo Faustino
Sarmiento y designó a Juan Bautista Alberdi con el cargo de ministro en Londres y París.
ALBERDI TEXTUAL:
“Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a
serlo del fisco nacional: he aquí todo la diferencia. Después de ser colonos de
España, lo hemos sido de nuestros gobiernos patrios”.
“Los liberales argentinos son amantes platónicos de una
deidad que no han visto, ni conocen. Ser libre, para ellos no consiste en gobernarse
a sí mismos, sino en gobernar a los otros. La posesión del gobierno: he ahí
toda su libertad. El monopolio del gobierno: he ahí todo su liberalismo. A
fuerza de tomar y amar el gobierno como libertad, no quieren dividirlo, y en
toda la participación de él dada a los otros ven un adulterio”.
Alberdi fallece silenciado, abandonado en un hotel
insignificante, en una piecita donde apenas cabía la cama, donde encontraron
sus restos envueltos en sábanas sucias y sus efectos personales habían sido
robados por el personal del hospedaje.
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