Un homenaje a estas mujeres de la Carnia que formaron un
cuerpo auxiliar no militarizado durante la Primera Guerra Mundial, llevando
municiones, comida y medicinas a los alpinos que combatían en el frente.
En la Zona de la Carnia se apostaban 31 batallones, con una
gran importancia estratégica en el plan defensivo de Italia ya que constituía
un vínculo entre dos frentes muy bien defendidos, el Cadore a la izquierda y el
de los Prealpes Giulie y el Carso sa la derecha. Era fundamental en la defensa
frente al ataque enemigo en el Paso de Monte Croce Carnicoy el del Fella.
Los soldados, se que contaban sobre los 12.000, para vivir y
combatir en las mejores condiciones de eficiencia material y moral debían
contar con provisiones diarias de blanquería, municiones, medicinas y comida.
Los depósitos militares, ubicados en el fondo de los valles, no tenían conexión
con la línea del frente porque no existían carreteras por las que podrían
circular camiones o carros con tracción a sangre. la guerra se hacía sobre las
montañas y los suministros debían llevarse por senderos sobre la espalda.
Las mujeres de Paluzza advirtieron la gravedad de la
situación y rápidamente adhirieron al pedido de ayuda dramático para ponerse a
disposición del Comando Militar para transportar sobre sus espaldas todo lo que
necesitaran los hombres en primera línea. "Anin, senò chei biadaz ai murin
encje di fan" , "Vamos, sino aquellos pobrecitos se mueren de
hambre".
Estas mujeres tenían una herencia de fatigas. Habituadas por
siglos por la extrema pobreza a cargarse la "gerla" de casa, ahora se
la ponían sobre las espaldas al servicio de la Patria en guerra. La gerla era
una canasta en forma de embudo que se cargaba con unas correas como una
mochila. Hasta ahora la habían llevado llena de trigo, heno, leña, papas y todo
lo que podía servir en la casa o el establo. Ahora la gerla llevaría granadas,
cartuchos, víveres y otros materiales.
La fibra de las portatrici
Se les daba un brazalete rojo que tenía estampado el número
del batallón al que estaban destinadas y una libreta personal de trabajo en la
que los militares asignados a los diferentes almacenes dejaban constancia de la
presencia, el destino y la carga que llevaban en cada viaje. La carga con los
suministros para llevar al frente podría pesar entre 30 y 40 kilos y a veces
más. La edad de las mujeres variaba entre los 15 y los 60 años, y en las
emergencias a veces también las acompañaban viejos y niños. Si era necesario,
se las llamaba también a cualquier hora de la noche. Recevían en compensación,
ya que no estaban sujetas a la ley de levas y no tenían que servir al ejército
obligatoriamente, una lira y media por viaje; aproximadamente 3 euros y medio
actuales. Esta paga se recibía mensualmente.
En los pies llevaban las famosas scarpets, como alpargatas
hechas a mano, con la punta reforzada para proteger el pie. Con la misma ropa
que llevaban todos los días, sin otra protección ante el frío que su propio
coraje.
Partían en grupos de 15 o 20 sin guías, usando su propio
conocimiento del terreno y se imponían su propio itinerario y hora de llegada.
Después se encaminarse en los valles hacia el destino, "atacaban" a
la montaña dirigiéndose directamente a la línea del frente. Se trataba de superar
desniveles desde los 600 a
1200 de altura, es decir que con 2 o 4 horas de marcha en un ángulo muy agudo.
Llegaban a destino con el corazón en la garganta, agotadas
por la fatiga inhumana, que era aún más difícil en invierno, cuando tenían que
caminar con la nieve hasta las rodillas. Descargaban el material, descansaban
por pocos minutos llevando a los alpinos alguna noticia de sus familiares.
Muchos de los soldados combatientes habían sido reclutados en esos mismos
parajes, así que las mujeres les llevaban estaban realmente ayudando a sus
propios maridos, hermanos, tíos, primos. Algunas veces, de regreso, se les
pedía que transportaran hasta abajo, en camilla a los soldados heridos o caídos
en combate. Los heridos se llevaban a los hospitales de campaña y los muertos
eran sepultados en el Cementerio de Guerra de Timau, después que las propias
portatrici hubieran cavado la fosa.
Las portatrici prestaron servicio entre Agosto de 1915 y
Octubre dl 1917.
Tres heridas, una muerta
Desafiando los bombardeos y el ataque de los
francotiradores, las mujeres arriesgaban la vida en cada ascenso. Tres de ellas
recibieron heridas: Maria Muser Olivotto, Maria Silverio Matiz de Timau, del
comune di Paluzza y Rosalia Primus de Cleulis también del comune de Paluzza.
Maria Plozner Mentil, fue herida de muerte por un francotirador en febrero de
1916.
A Maria Plozner se la recuerda como una mujer excepcional.
Se la reconocía como el "alma"y guía de las portatrice. Siempre
primera en la fila en los bombardeos de la artillería austríaca, cuando
silbaban las balas infundía coraje a las compañeras asustadas y perdidas.
Estaba casada con un alpino que servía en el frente del Carso y era madre de 4
niños, el más pequeño de apenas 6 meses. Cuando fue atacada estaba con su
inseparable amiga Rosalia de Cleulis, estaban ambas descansando después de
haber descargado la gerla de su carga de municiones. Estaban un poco separadas,
tendidas sobre la piedra, tratando de recuperar la respiración. María recibió
el disparo en el pecho y los alpinos a los que había llevado el suministro,
alertados por los gritos de Rosalia, corrieron en su ayuda y la trasportaron en
camilla hasta el valle. Murío durante la noche, tenía tan solo 32 años.
Tuvo un funeral con honores militares, en presencia de todas
las portatrici, y fue sepultada en Paluzza. Al lado de su cajón estaba su hija
Dorina, la mayor de 12 años, también portatrice. Después de la muerte de la
madre, continuo a trabajar como portatrice y a ayudar a su abuela a llevar la
casa y criar a sus hermanos. En 1955 el cuartel de los alpinos de Paluzza llevó
el nombre de su madre -la única en toda Italia dedicada a una mujer- y en 1968
-tantos años después- llega finalmente el reconocimiento por el Servicio
ofrecido a la Patria cuando se les confierre a todas estas mujeres el título de
"Cavaliere di Vittorio Veneto". En las tumbas de muchas de estas
mujeres, sus familiares hicieron grabar la leyenda de Cavaliere después del
nombre.
En Timau, enl 1992, se inaugura el monumento dedicado a la
memoria de su madre y todas las portatrici carniche. Finalmente en octubre de
1997, recibió de manos del Presidente della Repubblica Scalfaro, la máxima
condecoración militar: la medalla de oro otorgada a la memoria de a madre Maria
Plozner Mentil. Dorina muere en el 2011 a los 96 años.
Fuentes:
• www.donneincarnia.it/
• www.ana-gruppomagnano.it/
Publicado en el sitio de la Sociedad Friulana de Buenos Aires.
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