"Las chances de Macri dependen de cómo sea el ánimo de
los argentinos".
Luis Costa es sociólogo. Especialista en encuestas de
intención de voto en la Argentina y América latina. Fue director desde 2010
hasta 2016 de la consultora Ipsos Mora y Araujo. Desde 2018 tiene su propia
consultora.
El escenario está abierto, podría ser la conclusión de Luis
Costa, reconocido sociólogo que traza un amplio panorama sobre el estado
político del país. En una entrevista con La Capital, el profesional sostiene
que la clave para Mauricio Macri es el estado de ánimo de los argentinos, hoy
en leve ascenso respecto de otras mediciones.
Sin embargo, revela Costa, los indicadores más importantes a
la hora de evaluar las chances de oficialismo y oposición tienen que ver con la
economía, el desempleo y otras cuestiones. Ni Cambiemos ni la oposición son lo
mismo que en 2015, argumenta. Y deja los números de su última encuesta:
"Ventaja de cuatro a cinco puntos para Fernández-Fernández y, por ahora,
con una ventaja menor en la segunda vuelta, también con el peronismo por
encima".
"No estamos viendo por ahora chance de finalización de
la elección en una primera vuelta y menos con una Paso como etapa primera. En
nuestro país, las Paso han actuado siempre como ordenadoras del voto. Dejan en
claro cómo es la situación real de construcción de preferencias electorales y
acomodan para el paso siguiente las decisiones si algo puede generar miedo de
victoria. El kirchnerismo sigue siendo una fuerza con alto rechazo y dejar en
evidencia que realmente puede ganar, es al mismo tiempo, un riesgo para
ellos", resume el profesional.
—¿La candidatura de Fernández potenció al peronismo?
—Alberto Fernández tiene mejor imagen positiva que Cristina.
Eso descomprime el techo que tiene ella, pero sobre todo permite presentar al
espacio como una suerte de kirchnerismo "bajas calorías", con un
sabor similar, pero sin los efectos adversos de la versión original. Su
nominación está siendo problemática para Macri y Peña y los ha obligado también
a ellos a presentar de su mismo espacio una versión renovada. Ya nadie es el
que era, todos van a esta elección con algo diferente. Son los mismos espacios
y protagonistas, pero con variación.
—¿Massa es más importante para las elecciones en la
provincia de Buenos Aires o para el dueto Fernández-Cristina en las
presidenciales?
—Massa representa con su unión el nuevo ejercicio que el
peronismo viene haciendo en todas las elecciones provinciales, que es unirse y
quitar de las opciones de elección una versión peronista alternativa. En casi
todas las provincias, las victorias peronistas son muy similares a la suma del
Frente para la Victoria y UNA (Massa De la Sota) de hace casi cuatro años. En
2015, Massa obtuvo un promedio de 20 puntos a nivel nacional, incluso en
Córdoba estuvo por encima de Scioli. Su ingreso potencia naturalmente el
espacio y clarifica el panorama. Le sirve realmente a todos.
—¿La incorporación de Pichetto termina con el mito del
cambio cultural? Pichetto es lo más viejo de la vieja política.
—No necesariamente. El modo de explicar su incorporación es
también sobre la idea de un cambio cultural. Pichetto dejaría de lado su rol
anterior para sumarse a lo que el país necesita y así en vez de pensar más en
el interés partidario, lo haría pensando en la Argentina. Ahora, eso es
semántica, es cómo se lo cuenta, y es algo que convence de cierta manera al
público de Cambiemos. Entra perfectamente en su modo de contar las cosas. La
idea de un cambio cultural, como cambio social real, es mucho más complejo y no
tiene que ver necesariamente con el sistema político. La política articula
siempre sus decisiones sobre la necesidad de ganar o perder elecciones, y
Pichetto obedece fundamentalmente a esa demanda.
—¿Puede repetirse la experiencia de 2017, cuando la mayoría
votó a favor de Cambiemos pese al mal estado de la economía?
—En el 2017, la economía se había calmado bastante. La
inflación había subido desde enero hasta abril de 1,6 hasta 2,7, y desde ahí
hasta las elecciones desde ese 2,7 hasta 1,5 al momento de las elecciones en
octubre. El índice de salarios había tenido un salto positivo importante en
julio y con la Ansés colocaron mucho dinero en formato de préstamos a los
sectores más humildes. De alguna manera construyeron la idea de una economía
tranquila. Se intenta este año ir en la misma dirección. Si lo logran, una
experiencia electoral similar es posible.
—¿La situación alrededor de la candidatura de Espert muestra
que el gobierno tiene datos sobre una posible derrota en primera vuelta que
evite el ballottage?
—Espert es una incomodidad considerable para el gobierno,
especialmente en lugares con alta incidencia de clase media como ciudad de
Buenos Aires, Mendoza o Rosario. Su promedio nacional está, dependiendo de la
semana, entre 4 y 6 puntos, y esos son valores que le quita directamente a
Macri.
—¿Los triunfos peronistas en las provincias, de qué modo
impactan en la cuestión nacional?
—No impactan directamente, pero han mostrado ser un enorme
aprendizaje para el peronismo de que la única posibilidad de victoria es la
unidad. La polarización se mantendrá absolutamente. Las decisiones de todos los
actores políticos, y los conflictos en los cierres de listas, dejan en
evidencia de que solo tiene sentido participar en alguna de esas dos grandes
ofertas electorales. La polarización es una característica constante desde hace
ya casi un año y el tiempo lo que ha logrado es acrecentar más aún esa
situación. El fracaso de Alternativa Federal no tiene que ver tanto con las
intenciones de sus actores, sino con los condicionamientos que la sociedad le
imprime a quienes quieren intentar algo diverso. Por ahora, casi no existe nada
más que los dos jugadores centrales.
—¿Cuáles son las chances de Lavagna?
—De ganar, obviamente, ningunas. Si logran estar en 15
puntos sería todo un logro, aunque por ahora eso parece muy difícil. Son lo
único que ha quedado de Alternativa Federal y sus valores de voto expresan la
licuación de ese intento.
—Muchos se preguntan por qué habría de ganar Macri el
ballottage si en 2015 triunfó, apenas, por un par de puntos. Y la gestión tiene
mucha más imagen negativa que positiva.
—Esa pregunta tiene toda la lógica del mundo, y expuesta de
ese modo, parece cierta. La misma pregunta se puede hacer sobre Cristina
Fernández. Si hoy tiene el doble de imagen negativa que hace cuatro años, ¿por
qué deberían votarla? El kirchnerismo que dejó el ejercicio del poder en 2015
no es el mismo de hoy, pero tampoco lo es Macri. Ya nadie es el que era y en
ese punto es complejo comprender las migraciones de voto. De cualquier manera,
y yendo a lo concreto, hoy Macri está por debajo, por lo que de algún modo
representa la idea de la pregunta. Sin embargo, si esa pregunta tuviera toda la
certeza, ¿no debería él estar mucho más por debajo? El elemento simbólico del
anti kirchnerismo, esto que menciono de Cambiemos como expertos en el
"decir" de las cosas, también permite sobre Macri una sobrevivencia
asombrosa.
—¿Cómo es el ánimo de los argentinos?
—Aquí está el secreto de las chances de Macri. Como en 2017,
aunque partiendo de una condición mucho peor hoy en 2019, las expectativas
vuelven a subir. Actualmente las expectativas negativas están a la mitad de lo
que estaban hace dos meses.
Publicado en Diario “La Capital” de Rosario, lunes 1º de
Julio de 2019.
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