Fractura y conflicto en la agrupación trotskista.
La grieta del Partido Obrero.
El Comité Nacional del PO acusó a Altamira y Ramal de haber
quebrado la organización. Denuncias de espionaje y censura.
El Comité Nacional del Partido Obrero reconoció la ruptura
que sacude a la agrupación trotskista. Las autoridades del PO (Néstor Pitrola,
Romina del Plá, Gabriel Solano) acusan a Jorge Altamira, Marcelo Ramal “y su grupo” de haber quebrado
la organización. La principal conducta que les achacan es haber resuelto hacer
campaña con la consigna “Fuera Macri”, decisión que el comité nacional del PO
advierte que sumará votos “al pejotismo-kirchnerismo”. La dirección del PO no
dice que expulsa a Altamira y su grupo, sino que los responsabiliza de haberse
ido. Como sea, la ruptura es reconocida: expresiones como “formar su propia
organización” y “final y sin retorno” son empleadas abiertamente en el
documento difundido, en el que les endilgan a Altamira y Ramal el tener una
“acción intrigante”. Por su parte, estos
dirigentes contestan que sí fueron expulsados y acusan a la dirección del PO de
haber hecho espionaje de sus correos electrónicos, haberlos censurado en el
periódico partidario y de estar vinculados a cambios de cerraduras y
sustracción de objetos de valor en locales partidarios.
El quiebre se produjo apenas días después de que el Frente
de Izquierda presentara sus listas de candidatos, donde figuran postulantes de
los dos lados, como Fernando Ramal, hijo de Marcelo y dirigente de la FUBA, y
Gabriel Solano, de la dirección del PO.
En la dirección del PO dicen que las diferencias venían
desde abril, cuando se hizo un congreso del partido y Altamira y Ramal quedaron
en minoría. “Ellos perdieron la conducción y decidieron no acatar las
resoluciones de ese congreso. Tenemos un modelo de centralismo democrático,
adentro damos todos los debates, pero nadie sale públicamente con una posición
contraria a la acordada”, decían anoche en el PO.
El comunicado les achaca a los disidentes haber realizado
una asamblea en la que decidieron “hacer una campaña de charlas y difusión”
propias, “al margen de las resueltas por la dirección del partido”. Esto fue
considerado como “una política rupturista”.
Es falso que nos fuimos. No quieren hacerse cargo de una
política expulsiva”, dijo Marcelo Ramal ante la consulta de este diario. Con la
firma de 750 militantes del PO, el sector también buscó hacer públicos sus
argumentos, entre ellas la de que son más que “un grupo”. Lo hicieron con un
manifiesto en el que se presentaron como una “fracción pública” del PO, una
corriente interna. Ayer agregaron una respuesta al comunicado de la dirección
del PO, a la que calificaron como “un aparato de funcionarios que violenta la
democracia partidaria” y la acusaron de establecer “un régimen de censura, más
grosero naturalmente que el que aplican la clase capitalista y su Estado,
incluido el espionaje a los correos electrónicos de los cuadros más y menos
destacados”. También sostuvieron que las diferencias vienen desde hace por los
menos dos años e insistieron en que pueden actuar con una línea no aprobada en
el congreso partidario. El documento agrega que “el rechazo a que una tendencia
o fracción pueda hacer pública sus posiciones malversa al centralismo
democrático”.
Publicado en Diario "Página/12", 1º de Julio de 2019.-
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