Aunque parezca mentira, es así nomás: si regulan lo que dices, deciden lo que piensas…
Es que el lenguaje moderno, políticamente correcto, no sólo es contrario a la parresía (esa virtud olvidada que regula el miedo a decir la verdad por temor al qué dirán o a la persecución) sino también contrario al mismo intelecto, hecho para adecuarse a la realidad tal-como-es.
Los que realmente manejan el mundo son extremadamente cuidadosos al momento de dirigir el pensamiento del rebaño global: palabras, frases, gestos y conceptos que, tarde o temprano, terminan condicionando nuestro modo de pensar.
Porque de nuevo: si regulan lo que dices, regulan lo que piensas.
– Si estamos obligados a decir «interrupción voluntaria del embarazo» en vez de «aborto», tarde o temprano, terminaremos pensando que en vez de un asesinato, hubo una decisión libre y sopesada para «frenar» una gestación en curso.
– Si repetimos como loros que «no hay que discriminar», a la larga o a la corta creeremos que toda opinión, conducta o expresión, tienen el mismo valor, sea la de Sócrates, Maradona o de Nerón.
– Si debemos llamar «señor banquero» a un miserable usurero, terminaremos creyendo que es lo mismo un florero que un estercolero.
Porque es así nomás…: si regulan lo que dices, regulan lo que piensas…
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.