Mi padre era un indio bastante bravo.
“Mi padre era un indio bastante bravo. Claro, trabajaba en
el monte, con el hacha, ahí tuvo a sus catorce hijos. No tenía tiempo de jugar
con nosotros, además no tenía ninguna cultura, pobre viejo. Pero los domingos
se sentaba en un sillón de esos que se hamacan, que hacía mi madre con el hacha
(ella hacía todos los muebles de la casa) y se compraba un litro de vino.
Tomaba y cantaba, y acariciaba a mi madre. Y entonces podíamos jugar con él,
subirnos a upa, tocarlo. Cuando fui grande pensé: ¿qué magia tiene el vino
capaz de devolverle al hombre la ternura por los hijos, por la compañera, las
ganas de cantar? Yo amo al vino porque el obrero, que no puede ir de
vacaciones, ni tener una casa como la gente, toma un vino, como hacía mi padre,
y se reencuentra con él. Por ese día es feliz”.
“El canto está adentro de uno, es lo que te brota cuando sos
artista. No es algo que uno maneje. Por eso planear lo que uno va a cantar es
como planear cómo va a hacer el amor: imposible. Solamente los almaceneros del
arte piensan lo que van a hacer arriba del escenario: el artista canta, no
piensa qué va a cantar, eso sería para quedar bien, para ganar el aplauso. Los
almaceneros, ¡madre mía! Buscan el aplauso, para ellos triunfar es que los
aplaudan mucho”.
“Un día le pregunté a Eduardo Falú, que es un verdadero
artista, cuándo iba a volver a Cosquín. Me dijo: cuando dejen de decir ‘a ver
las palmitas’. Si vos pedís el aplauso, no lo ganaste, lo pediste. Como cuando
estás cantando y la gente habla. Será que les gusta más que escucharte. Vos
tenés que hacerlos callar con tu canto, no pidiendo silencio”.
“Lo que pasa es que el mundo, y por supuesto nuestro país,
están establecidos sobre bases falsas; nos quieren hacer creer que la alegría
es ganar plata y poder. Esos no son valores, son medios para explotar a la
gente. El hombre debe cultivar los valores del amor, del sentimiento, de la
honradez. La alegría está en compartir, no en acumular”.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.