Marina López, 50 años de locución y una voz inconfundible en la historia de LU19.

Recordemos que LU19 -”la voz del comahue” de la ciudad rionegrina de Cipolletti- fue inaugurada en 1963. Cuando se llamó a licitación para la concreción de la radio, un grupo de personas se reunieron y encararon el desafío. Ellos fueron José Antonio Viola, José Cornelio Andrada, Alfredo Lizazo, Moisés Omill y Ricardo Ramón Rost, quienes formaron Valor SRL, con las primeras letras de sus respectivos apellidos, un 31 de julio de 1963.

En sus primeros tiempos fue convocado para las tareas radiofónicas el locutor Adolfo Turrín; para el trabajo técnico se convocó al Sr. Luis María Gil, Lucho. Se encargó un transmisor de 250 vatios, se compró una chacra ubicada en Ruta 22 en su unión con la Ruta 151 donde hoy está la rotonda de Cipolletti. En ese entonces se montó la antena transmisora y se adecuó la casa para oficinas.

El acto inaugural iba a tener lugar en las instalaciones del club Cipolletti, en el marco de una cena. Pero una tragedia signó la inauguración: el día previo, los señores Onofre y Turrín tuvieron un accidente cuando se dirigían al aeropuerto neuquino en busca de los artistas. Turrín, que iba a ser director de LU19, a raíz de los daños recibidos quedaría imposibilitado para esa tarea. Roberto Marín fue quien condujo el acto inaugural. Luego del accidente, José Viola se hizo cargo de la emisora para luego cederle el mando el Sr. Flores hasta que se produjo un acierto conductivo: la contratación de un profesional en la materia, proveniente de LU2 de Bahía Blanca, don Abraham Thomé. A partir de entonces, la radio comenzó su época gloriosa con gran inserción en la comunidad.

Su crecimiento hizo que se adquiriera un transmisor más potente de 1 kW y luego en mayo de 1969 otro superior de 10 kW de potencia, con un mástil irradiante de 140 metros de altura ubicado en cercanías de Fernández Oro -que aún está en funcionamiento- y con el equipamiento acorde a los tiempos que se vivían. Posteriormente, la radio cambió de dueños. Una voz que adornó las transmisiones fue la de la Sra. Marina López que acaba de cumplir sus Bodas de Oro con la locución y la radio: nació en San Juan, en donde cursó parte de la escuela primaria y luego la terminó en la ciudad de Allen. Marina y su familia llegaron a estas tierras debido al trabajo de su padre en una bodega. Cuando terminó la escuela primaria no pudo continuar la secundaria porque su mamá no quería que viajara en colectivo sola. En ese momento la única forma de continuar estudiando era trasladarse a Neuquén; el director de la escuela de Allen le pidió por favor a su madre que la dejara seguir estudiando y no lo logró.

A los quince años empezó a trabajar en los galpones de fruta, Espina y Compañía se llamaba la empresa, en la que trabajó nueve años. Salía del galpón y hacía publicidades en un auto propalador, leía los textos de las publicidades en la propaladora.

Es ahí donde el papá de Teté Coustarot -reconocida conductora roquense y moradora de estas tierras- le dijo a su padre que por qué no hacía radio su hija, dada la gran voz que tenía.

Poco tiempo después hizo su primera prueba en LU18 en General Roca, pero como quedó seleccionada para el servicio informativo se negó. Poco tiempo después se probó en LU19 y quedó elegida ejerciendo lo que tanto anhelaba ser: locutora durante 50 años ininterrumpidos. Una historia de una locutora afianzada en la radiodifusora, que supo ganarse el afecto de sus oyentes y de sus compañeros que tuvieron la dicha de compartir el aire con ella.

Carta de lectores de Beatriz Carolina Chávez.

Publicada en Diario "Río Negro", 23 de junio de 2019. Imagen del Diario "Río Negro".