El Pontífice convocó un Consistorio Público para la Canonización de algunos beatos.
El papa Francisco canonizará al beato John Henry Newman, cardenal, convertido al catolicismo, y puente de diálogo con el mundo anglicano y figura clave del ecumenismo. El Vaticano anunció hoy, 27 de junio, que el Pontífice presidirá el próximo, 1 de julio de 2019, un Consistorio Público para la Canonización de los beatos:
John Henry Newman, cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador del Oratorio de San Filippo Neri en Inglaterra; Giuseppina Vannini (Giuditta Adelaide Agata), fundadora de las Hijas de San Camilo; Maria Teresa Chiramel Mankidiyan, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia; Dulce Lopes Pontes (siglo: Maria Rita), de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios; Margarita Bays, Virgen, de la Tercera Orden de San Francisco de Asís.
John Henry Newman, probablemente es el clérigo más importante de la Inglaterra del siglo XIX, nació en Londres de madre hugonota y de padre muy tolerante con la orientación religiosa. Siendo miembro de la Iglesia de Inglaterra, comenzó a cambiar sus ideas sobre la religión para ir gradualmente abrazando la doctrina de la Iglesia Católica hasta que se convirtiera definitivamente al catolicismo romano en 1845.
Inmediatamente después, fue ordenado sacerdote y luego electo cardenal por el Papa León XIII en 1879. Fue beatificado en Birmingham el 19 de septiembre de 2010 por el Papa Benedicto XVI.
En esa misa, Papa Ratzinger, recordaba que el Cardenal Newman “vivió profundamente esta visión tan humana del ministerio sacerdotal en sus desvelos pastoral por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados”.
El segundo milagro pro vida.
El papa Francisco aprobó el 12 de febrero de 2019, los decretos relativos al milagro atribuido a la intercesión del Beato Newman (21 de febrero de 1801, Londres – 11 de agosto de 1890, Edgbaston).
Se trataba del segundo milagro y así se cumplía con los requisitos para la canonización del converso victoriano.
En el caso del milagro del cardenal beatificado en 2010, está involucrada una madre católica que —tras pedir en sus oraciones por la intercesión de Newman— fue aliviada de una condición de salud que ponía en peligro su embarazo y su propia vida. Sus médicos han declarado a los investigadores que no pueden encontrar ninguna explicación para curación, que fue repentina y desafiaba los razonamientos médicos.
Newman falleció en 1890 y la documentación inicial para su causa fue enviada a Roma 68 años después, en 1958, y su beatificación se celebró en 2010 por el papa Benedicto XVI, durante su viaje apostólico al Reino Unido.
“El lema del Cardenal Newman, cor ad cor loquitur, “el corazón habla al corazón”, nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios”, recordó Benedicto.
El hasta ahora beato es ya patrono de la Prelatura personal de Nuestra Señora de Walsingham y, al ser canonizado será considerado el santo patrono de los conversos al catolicismo. Como antiguo sacerdote de la Iglesia de Inglaterra (y habiendo albergado, como confesó, una perspectiva muy negativa del catolicismo romano), la conversión de Newman comenzó mientras estudiaba a los primeros Padres de la Iglesia.
El Beato John Henry será recordado también por sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón y la educación, su aporte en formar el ethos que influenció las escuelas y facultades católicas actuales. Por eso, los profesores de religión le deben mucho: “Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla”.
Además, reivindicaba la humanidad de los sacerdotes, recordó Benedicto XVI citando las palabras de Newman: “Si vuestros sacerdotes fueran ángeles, hermanos míos, ellos no podrían compartir con vosotros el dolor, sintonizar con vosotros, no podrían haber tenido compasión de vosotros, sentir ternura por vosotros y ser indulgentes con vosotros, como nosotros podemos; ellos no podrían ser ni modelos ni guías, y no te habrían llevado de tu hombre viejo a la vida nueva, como ellos, que vienen de entre nosotros”.
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